LAS colas kilométricas de miles de personas desplazándose a pie desde diversos puntos de Catalunya hacia el aeropuerto de El Prat ofrecieron ayer una de las imágenes de la jornada de protestas por la sentencia del procés. Tsunami Democràtic, la plataforma que cuenta con unos 150.000 seguidores en su cuenta de Telegram y que está centralizando buena parte de las movilizaciones, lanzó la consigna a las 13.00 del mediodía, cuando Barcelona y otros enclaves eran ya una olla a presión: acudir a El Prat por todos los medios para ocuparlo y bloquearlo.

Los Mossos d’Esquadra ordenaron casi de inmediato que el servicio de cercanías no parara en el aeropuerto, y las lanzaderas de autobuses empezaron a sufrir retrasos hasta de dos horas desde Plaza España, pero eso no evitó que este espacio se colapsara con las miles de personas que no paraban de llegar en oleadas por carretera desde la C-31. Por el camino se cruzaron con turistas que arrastraban sus maletas en dirección contraria por una autopista vacía de coches y llena de manifestantes que avanzaban hacia la Terminal 1 en actitud eminentemente festiva y reivindicativa.

En las inmediaciones, los Mossos formaron un cordón de seguridad reforzado por una segunda línea de la Policía Nacional para impedir que los manifestantes accedieran al interior del aeropuerto. Entonces se produjeron los primeros momentos de tensión, con cargas policiales, carreras y un número indeterminado de identificados. Los independentistas se concentraron en la parte baja y en los accesos desde el aparcamiento, también tomados por una Policía que solo dejaba acceder a la infraestructura a pasajeros con billete de avión o a algunos periodistas. Las cargas se repitieron a lo largo de la tarde en respuesta a cada intento de acceder de los concentrados, que llegaron a levantar una barricada con carritos de aeropuerto.

Solo un grupo muy reducido de manifestantes accedió a la zona de facturación, mientras miles de pasajeros, entre 6.000 y 8.000 según fuentes policiales, se amontonaban en el interior después de aterrizar, sin saber cómo llegar a la ciudad o tras ver sus vuelos cancelados. En concreto, un total de 108 vuelos que salían del aeropuerto de Barcelona fueron suspendidos por las protestas. El Sistema d’Emergències Mèdiques (Sem) atendió a 37 personas hasta las 19.30 de la tarde en el marco de las concentraciones de protesta a lo largo del territorio catalán, la mayoría de ellas en El Prat.

A las 18.30, Tsunami Democràtic realizó a través de las redes sociales un llamamiento para colapsar el aeropuerto de Madrid-Barajas, para lo que cifró los participantes en 1.200 vehículos. Fuentes del Ministerio de Fomento negaron cualquier tipo de afección, y achacaron los retrasos en los accesos a la lluvia. Pese a ello, resultó evidente una fuerte presencia policial en Barajas. Desde el Gobierno español también rechazaron que se produjera un “colapso” en trenes y aeropuertos en Catalunya, aunque fuentes del Ejecutivo admitieron que la situación en El Prat era “delicada”.

Mientras, miles de personas seguían apostadas en las inmediaciones del aeropuerto, donde se instalaron hasta cuatro puestos de avituallamiento. Los concentrados hicieron visible su protesta iluminando sus móviles al unísono en plena noche. Tsunami Democràtic desconvocó la movilización en El Prat sobre las 20.45 horas, “con éxito y los objetivos alcanzados”, y los Mossos terminaron de desalojar a los pocos que quedaban.

Cortes del tráfico Buena parte de las protestas de ayer se concentraron en Girona, donde el servicio ferroviario llegó a estar completamente interrumpido después de que manifestantes cortaran tanto la línea de tren convencional como la de alta velocidad (AVE). También se produjeron numerosos cortes de carretera en toda la comunidad autónoma, y las múltiples concentraciones que salpicaron la jornada desembocaron en un llamamiento a manifestarse a las 20.00 en todas las plazas de Catalunya, convocatoria que se saldó con un apoyo masivo.