bilbao - El PP no ha perdido ni un minuto a la hora de aceptar la petición del grupo Mediaset para celebrar un cara a cara entre el presidente Pedro Sánchez y el popular Pablo Casado, según confirmó ayer Javier Maroto. Sin embargo, el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, volvió a responder con largas a sabiendas de que este debate interesa sobre todo al PP para poder presentarse como el partido líder de la oposición en su pugna con C’s y con Vox. Confía en que esta espera acabe desgastando a Casado. Ábalos aclaró ayer que decidirán los “cara a cara” en función de su estrategia electoral, no de la “desesperación” de Pablo Casado.

Casado volvió a defender ayer un cara a cara entre Sánchez y él porque se ha celebrado en los últimos años entre el jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición. Después de que el líder de C’s, Albert Rivera, también haya pedido un cara a cara con Sánchez por carta, Casado recordó que su partido tiene 134 escaños frente a los 32 que tiene el partido naranja. “Lo demás es hablar de encuestas”, indicó. El secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, por su parte, envió una carta a Ábalos para saber si el presidente del Gobierno español acepta mantener un debate con el líder la formación naranja. Los dos partidos de la derecha se están peleando por conseguir su cara a cara con Sánchez y escenificar que son la alternativa. En la carta, el director de campaña del partido se dirige al coordinador de la campaña del PSOE para “proponerle un debate en televisión”. “Una oportunidad para diferenciar entre quienes, como Albert Rivera, promueven los acuerdos entre constitucionalistas y tienen un proyecto para España y quienes, como Sánchez, eligen pactar con (Quim) Torra, (Carles) Puigdemont, (Gabriel) Rufián e (Pablo) Iglesias”, dicen desde C’s.

Ábalos, por su parte, aseguró que Casado necesita un “refuerzo” para ser visualizado como alternativa. Recordó que el PSOE sí es un partido “muy de debates”, a diferencia del PP. Dijo que José María Aznar, en 1996, no quiso enfrentarse a Felipe González, y en 2000, ya como presidente, no quiso debatir con el candidato del PSOE, Joaquín Almunia. En 2004, Mariano Rajoy tampoco quiso debatir. - E. P. /Efe