gasteiz - El fiscal José Perals mantuvo ayer durante su turno de conclusiones la petición de cincuenta años de cárcel para el miembro de ETA Gorka Lupiáñez por haber secuestrado a una familia en la zona de Las Landas, en agosto de 2007, para robarles la autocaravana que ocupaban y que después fue empleada en un atentado en Castellón.

Perals elevó a definitivas sus conclusiones provisionales en la Audiencia Nacional al dar por acreditado que el acusado, que negó los hechos y ya está condenado a otros once años de prisión, participó junto a otros tres compañeros de la banda terrorista en el asalto a esa familia.

En su informe final, Perals expuso que existen pruebas de ADN y huellas dactilares que vinculan al acusado con la casa donde estuvo secuestrada la familia española y con el coche usado en el secuestro.

La Fiscalía considera que esta acción es constitutiva de los delitos de detención ilegal, robo con intimidación y tenencia o depósito de explosivos y, además de la pena de cárcel, reclamó una indemnización de 41.206 euros a sus víctimas.

Según las conclusiones provisionales del fiscal, en la madrugada del 24 de agosto de 2007, Lupiáñez y otros tres etarras irrumpieron armados y cubiertos con pasamontañas en la autocaravana ocupada por una familia en la localidad francesa de Messanges-Plage, en Las Landas.

Los asaltantes se identificaron como miembros de ETA, amenazaron a la familia para hacerse con las llaves del vehículo, y los retuvieron contra su voluntad durante tres días.

Durante ese período de tiempo, sus compañeros se llevaron la autocaravana hasta Castellón y, en un intento de atentar contra una torre de Red Eléctrica, la hicieron explosionar a siete kilómetros de la localidad castellonense de Les Coves de Vinromà.

En la vista, el acusado negó cualquier relación con el secuestro y explicó que mantuvo una cita con los miembros de ETA Aitzol Iriondo y Oihan Barandalla el 17 de agosto de 2007 para retomar el contacto con la organización terrorista tras perderlo por la detención de su jefe unos meses antes.

La cita, según la versión que dio en el juicio, se produjo en Dax, en Las Landas, donde fue recogido en un coche, e hizo una parte del trayecto “con los ojos tapados”. Posteriormente, lo llevaron a una casa, donde pasó una noche, y al día siguiente fue trasladado al mismo sitio donde había sido recogido.

Los miembros de la familia retenida testificaron que los secuestradores llevaban capuchas y “no se les veía mucho la cara”. Relataron que en algunos de los trayectos los llevaron con los ojos tapados y cinta en la boca, que una de las noches los encadenaron a la cama -aunque no a su hijo de cuatro años- y que uno de los etarras durmió en la misma habitación que ellos la primera noche.