pamplona - La Asociación de Reporteros Gráficos de Navarra (Aregna) expresó ayer su “malestar por las presiones” a las que fueron sometidos algunos de sus asociados en el acto celebrado por Vox en Pamplona el pasado día 7 de febrero con presencia del presidente del partido, Santiago Abascal.

La asociación hizo constar en una nota que, “tras serles revisados bolsos y mochilas, los cámaras de vídeo y fotógrafos vieron limitada su movilidad por la sala donde se celebró el mitin de Vox, al tiempo que eran advertidos de que si querían hacer uso de los baños irían acompañados en todo momento por miembros del partido”. “Incluso se les señaló que no se podían tomar imágenes del exterior del lugar donde se desarrollaba el encuentro”, precisó.

Aregna, además de condenar “cualquier intento de condicionar la libertad de expresión e información”, señaló que “los profesionales de la comunicación presentes en estos actos solo pretenden ser testigos objetivos de la actualidad y transmitir, a través de sus respectivos medios, los contenidos que permitan a los ciudadanos conformar con fidelidad su propia opinión”.

Lo cierto es que la sensación que pudo tener la prensa tras el mitin del pasado 7 de febrero fue o que la numerosa organización (formada por decenas de voluntarios con chalecos amarillos traídos desde otros puntos del Estado y coordinados por responsables de la estructura del partido a nivel estatal) se vio totalmente desbordada; o bien que el acomodo de los periodistas para que la prensa pudiera cubrir correctamente el acto era la menor de las preocupaciones del partido. Una conclusión a la que no es difícil llegar, sobre todo si se tienen en cuenta que toda la prensa tuvo que acreditarse con varios días de antelación y acudir con una hora de antelación. Por lo tanto, Vox tuvo muy fácil calcular, con precisión, cuántos medios y periodistas iban a estar presentes en la sala.

sin libertad de movimientos En su lugar, los reporteros se encontraron -al margen de las estrictas medidas de seguridad y vigilancia que denuncia la asociación de reporteros- una franja de unos dos metros de anchura pegada a la pared izquierda del salón Roma del Iruña Park -donde se desarrolló el mitin- delimitada por biombos y cintas que se habilitó como supuesta zona de prensa. Allí, sin mesas, ni sillas, ni enchufes suficientes, se hacinaron decenas de medios que, sentados en el suelo o de pie, tuvieron que tomar nota de un acto que sólo pudieron seguir -con mejor o peor visibilidad- desde el cerco delimitado por los biombos, ya que desde la organización se indicó expresamente que los periodistas no iban a poder circular por la sala con libertad. Incluso una vez comenzado el acto varios voluntarios retiraron los biombos para ganar algo de espacio a la sala, a fin de que más asistentes pudiesen seguir el acto, restando todavía más espacio a la prensa.

Sólo minutos antes de que Santiago Abascal, Javier Horno e Ignacio Garriga saliesen al estrado, la organización permitió a los reporteros gráficos entrar en la sala (parte de los asistentes aprovecharon para abuchear a los medios, además) para coger posiciones y sacar fotos. - D.N.