BILBAO - El preso crítico con ETA Ibon Etxezarreta reconoce el daño irreparable y pide perdón por el atentado perpetrado por él y otros dos miembros de la banda armada en el año 2000 que se cobró la vida de Juan Mari Jauregi. En un escrito remitido a este diario, el recluso agradece a la viuda, Maixabel Lasa, su generosidad, humanidad y su disposición a ayudarle a la hora de profundizar en su reflexión y revisión crítica del pasado.

Precisamente hoy se cumplen catorce años del asesinato del que fuera gobernador civil de Gipuzkoa y dirigente socialista vasco en un bar de Tolosa mientras desayunaba junto a otras personas. Para recordarle las Juntas Generales de Gipuzkoa celebrarán esta mañana una ofrenda floral en la que, además de representantes institucionales y políticos, se espera la presencia de Maixabel Lasa y una hermana de Jauregi. Será un acto sobrio, en el que se guardará un minuto de silencio y, en principio, sin discursos de la familia.

El documento, escrito en euskera, comienza reconociendo su participación en el atentado contra Jauregi, que considera “injustificable”, entre otras razones porque solo sirvió para “arrebatar la vida a Juan Mari y por el tremendo e irreparable dolor generado a su familia”. En este sentido, Etxezarreta, juzgado y condenado por su participación en otros tres asesinatos, admite que durante los últimos años ha tenido ocasión de escuchar testimonios de víctimas de ETA, tanto en la cárcel de Nanclares de Oca como en la calle cuando ha disfrutado de permisos penitenciarios. “Por encima de las crueldades que he realizado durante mi militancia soy persona y me he dado cuenta del daño causado a unas familias determinadas con esos atentados; escuchar sus testimonios me ha afectado y dolido”, señala el recluso que cumple pena en la prisión alavesa donde también están recluidos otros destacados miembros de la denominada vía Nanclares como Joseba Urrosolo Sistiaga, Carmen Gisasola, Rafael Caride o Kepa Pikabea, entre otros.

El preso disidente de ETA afirma que uno de estos contactos que le sirvieron de ayuda fue el que mantuvo con Maixabel Lasa, quien ayer confirmó a este diario que fue el pasado mes de mayo cuando ambos conversaron fuera de la prisión. A ella y a los amigos de Jauregi les expresa que “siente de corazón lo que hice hace 14 años”.

llamada a sortu Tras esta primera parte más personal e íntima, Ibon Etxezarreta extiende a continuación la necesidad de autocrítica a la izquierda abertzale, en concreto a Sortu, a la que reclama que abandone su “silencio e inmovilismo” para contribuir a una convivencia normalizada. “Considero necesario un compromiso serio por parte de Sortu para revertir esta situación de bloqueo. No se puede dejar toda la culpa de lo ocurrido sobre las espaldas de militantes, presos y exreclusos, eludiendo la responsabilidad política propia”, apostilla.

Tras constatar que la de ETA no ha sido la única expresión de violencia vivida en Euskadi en las últimas décadas, Etxezarreta dice que la izquierda abertzale no se puede parapetar en eso para evitar dar pasos y llevar hasta el final la decisión tomada por la organización armada hace casi tres años. “Todavía hay en el mundo del Movimiento de Liberación Nacional Vasco y fuera de él quien no ha hecho un reconocimiento del daño causado injustamente y tiene pendiente una revisión autocrítica del pasado”, señala el preso que estos días disfruta de un permiso penitenciario. En todo caso, considera que ese escenario está más cerca y remata diciendo que eso es lo que “se merecen” la sociedad vasca y, sobre todo, “aquellos que, como la familia de Juan Mari Jauregi, han sufrido la violencia de ETA o cualquier otra violencia”.

El escrito de Etxezarreta es relevante y revelador por sí mismo, pero tiene mayor alcance ahora que el Gobierno español ha retirado los permisos penitenciarios a Joseba Urrosolo Sistiaga por haber participado junto a una víctima en un programa radiofónico, argumentando que había incurrido en enaltecimiento del terrorismo. Durante la entrevista, el principal referente de la vía Nanclares reiteró por enésima vez su rechazo a las vías violentas y su desvinculación de ETA e hizo un reconocimiento del daño injusto causado por los atentados en los que participó durante su militancia en la banda. Requerimientos que el Ejecutivo de Rajoy ha venido exigiendo a los presos como condición para revisar su situación penitenciaria.