- Las autoridades kazajas intentaron ayer sofocar los últimos focos de protesta y disturbios antigubernamentales en la república centroasiática, mientras el contingente militar ruso comenzó a cumplir sus funciones de pacificación. “A día de hoy en todas las regiones la situación se ha estabilizado. Las fuerzas del orden han liberado todos los edificios administrativos”, dijo Erlan Turgumbáev, ministro del Interior, en una alocución televisada.

Por primera vez desde el 4 de enero, la mayor república centroasiática dejó de contener la respiración, aunque sigue la incertidumbre sobre el número de muertos.

Medios locales informaron, según fuentes oficiales, de 164 muertos, 103 de ellos en el epicentro de los disturbios, Almaty, pero seguidamente el Ministerio de Sanidad negó que él hubiera dado esa información. Hasta ahora se hablaba de 26 civiles, 16 policías y dos soldados muertos, a lo que hay que sumar las 83 personas que se encuentran en estado grave en el hospital.

Ayer se conoció la muerte de otra menor, una niña de cuatro años que recibió un disparo cuando iba dentro de un coche en Almaty, donde la población denunció la presencia de fracontiradores entre los asaltantes.

Activistas denunciaron que las fuerzas de seguridad también dispararon contra manifestantes desarmados como ocurriera en diciembre de 1986 cuando las tropas soviéticas reprimieron violentamente las protestas contra el nuevo líder de la república kazaja, el ruso Guennadi Kolbin.

Las detenciones continuaron en varias regiones del país en el marco de la operación antiterrorista. De los seis mil detenidos en los últimos días, 134 cometieron crímenes muy graves.

Entre los detenidos figura un kirguís que admitió por la televisión haber recibido 200 dólares a cambio de viajar a Almaty y participar en un mitin antigubernamental.

Turgumbáev estimó en 300 los extranjeros detenidos con armas, objetos y dinero robado, al intentar cruzar la frontera. Además, explicó que los que participaban en las protestas estaban muy bien organizados. Sabían cómo inutilizar las cámaras de seguridad y bloquear las carreteras, y se comunicaban por radio.

El principal foco de resistencia sigue siendo la antigua capital kazaja, Almaty, donde se oyen disparos y en cuyo extrarradio tienen lugar esporádicos enfrentamientos entre la policía y grupos de hombres armados.

Por su parte, el contingente militar ruso completó ayer su despliegue en territorio kazajo, donde las unidades aerotransportadas realizarán labores de pacificación en el marco de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), lo que incluye la vigilancia de instalaciones estratégicas, principalmente en Almaty. “El cumplimiento de la misión de las fuerzas colectivas de pacificación continuará hasta la total estabilización de la situación en el país”, dijo el general ruso Andréi Serdiukov, jefe del contingente de pacificación.

Seguidamente, el portavoz presidencial kazajo, Berik Yali, pronosticó que las tropas aliadas estarán en el país no más de una semana.