El Tribunal Supremo de EE.UU. escuchó ayer los argumentos orales en el primer caso de calado sobre armas de fuego que examina en trece años, donde se tendrá que decidir entre amparar un derecho, el de portar armamento, recogido en la Segunda Enmienda de la Constitución, o velar por la seguridad pública.

A evaluación de la máxima instancia judicial estadounidense se somete una demanda interpuesta por dos particulares, Robert Nash y Brandon Koch, y la Asociación de Rifles y Pistolas del Estado de Nueva York, una filial de la Asociación Nacional del Rifle.

Los denunciantes han demandado al estado de Nueva York por prohibir portar armas de fuego en público, pese a que permite a sus residentes llevarlas ocultas en la calle con una autorización especial si alegan una “causa adecuada” que demuestre una necesidad concreta de autodefensa.

Uno de los particulares que ha interpuesto la demanda recibió permiso para llevar consigo un arma de fuego en el camino a su trabajo; los dos demandantes lograron licencias para llevarlas para cazar y practicar tiro, pero se les negó portarlas fuera de sus casas para defensa propia.

Este caso puede tener implicaciones en otros siete estados con leyes similares: California, Delaware, Hawái, Maryland, Massachusetts, Nueva Jersey y Rhode Island.

El abogado de los denunciantes, Paul Clement, defendió lo que describió como el “derecho fundamental constitucional” a llevar armas de fuego en la calle.

No se espera que el Supremo tome una decisión sobre esta demanda hasta el próximo verano. Un fallo favorable podría suponer más armas en las calles de Nueva York, una de las ciudades más grandes del país.

La última vez que la corte se pronunció en un caso importante sobre armas de fuego fue hace trece años, cuando el tribunal, con el apoyo de cinco jueces frente a cuatro, falló que la Segunda Enmienda protege el derecho del individuo a tener y portar armas en casa en defensa propia en la causa Distrito de Columbia contra Heller.