Beirut - El Líbano se encuentra contra las cuerdas al anunciar ayer el primer impago de la deuda soberana de su historia por no poder desembolsar 1.200 millones de dólares en eurobonos, cuyo vencimiento de pago se cumple en dos días, y ahora busca urgentemente reestructurar la deuda en una de sus peores crisis económicas en décadas. “La deuda se ha vuelto mayor que la capacidad que el Líbano puede soportar y mayor que la capacidad del libanés para pagar sus beneficios”, aseguró el primer ministro libanés, Hasan Diab, en un discurso al país.

Por estas circunstancias, señaló, el país decidió “suspender el pago de los títulos de eurobonos del 9 de marzo ya que estos fondos deberían utilizarse para garantizar las necesidades básicas del pueblo libanés”, afirmó. Líbano tenía que desembolsar 1.200 millones de dólares en su primer pago en eurobonos que vencía mañana, día 9, y Diab indicó que en este 2020 deben en total 4.600 millones de dólares más los intereses. Diab afirmó que “el Líbano se hunde en sus deudas” y su economía se ha convertido en “prisionera de sus políticas basada en una filosofía de préstamos sin un horizonte para salir de este túnel”.

Según anunció el primer ministro, que ocupa el cargo desde diciembre pasado, “la deuda pública total superó los 90.000 millones de dólares, lo que constituye un 170% del PIB”. Además, “más del 40 % de la población pronto se encontrará bajo la línea de la pobreza”, reveló.

El pequeño país mediterráneo vive una de sus peores crisis económicas desde que finalizaron los quince años de guerra civil en 1990, que asoló el país por completo por la corrupción de la clase dirigente durante décadas así como por la escasez de divisas, sobre todo, de dólares.

El pasado 17 de octubre, los libaneses salieron a las calles, en unas manifestaciones que continúan, para reclamar el derrocamiento de toda la clase política, una demanda aceptada por el histórico Saad Hariri, que dimitió doce días después como primer ministro. Desde hace unos meses, ante esta escasez y a falta de una regulación del Banco Central libanés, las entidades bancarias han decidido imponer su propio control de capitales en el país dejando a los libaneses sin poder sacar más de 300 dólares cada quince días. Pese a que el Líbano cuenta con su propia moneda local, la libra libanesa, su política está fuertemente dolarizada.