LLEVA apenas tres meses ejerciendo de asesor principal del primer ministro, Boris Johnson, pero el poder de Dominic Cummings traspasa las barreras de seguridad de Downing Street y el Parlamento británico. Todos tienen claro que es “el hombre que controla el Gobierno británico en este momento”.

Sin ir más lejos, Ken Clarke, un veterano de la Cámara de los Comunes, ha llegado a decir que Cummings está “dirigiendo el país”, añadiendo que tiene una actitud “beligerante”. Y en un artículo reciente en la revista New Statesman, el periodista Harry Lambert se pregunta si es un “visionario” o un “tonto”.

Para la ciudadanía británica y el resto del mundo se hizo famoso por ser el asesor que acuñó el repetido y ya conocido por todos eslogan del Brexit ”recuperar el control” y también el de “350 millones de libras esterlinas para el NHS (siglas en inglés del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido)”. Un dato falso por el que los europeístas piden un nuevo referéndum.

Precisamente, este argumento de Cummings fue utilizado por Johnson en la campaña del referéndum de 2016, argumentando que esa cantidad de dinero que supuestamente Reino Unido se podría ahorrar con su salida de la Unión Europea, pasaría a la debilitada sanidad pública, llevándose el apoyo de muchos y la inesperada victoria del Brexit hace tres años.

Además, Cummings también fue director del lobby Business for Sterling contra la entrada del Reino Unido en el euro, de 1999 a 2002. Y es un viejo conocido asesor de otras figuras conservadoras, pues trabajó para el exlíder tory Iain Duncan Smith en 2002 y para el también diputado tory Michael Gove durante siete años, pero siempre como asesor, sin querer adentrarse en la política.

‘Rasputín’ Ahora, los medios británicos lo apodan desde el “arquitecto de un Brexit sin acuerdo” hasta “Rasputín”, ya que este licenciado en Historia Antigua y Moderna por Oxford, habla ruso, admira a Tolstoi, Dostoyevsky y Bismarck y Anna Karenina. Los abuelos de Cummings eran médicos que atendían a las familias mineras del norte de Inglaterra y los cuatro sirvieron en la guerra. Ahora, el polémico asesor se siente “un hijo de Reino Unido, un hijo de Durham”.

Con fama de tener un estado de ánimo variable, un excolega de Cummings asegura como a veces se comportaba “como un niño pequeño, sobreexcitado y saltando”, y a veces “simplemente se sentaba en una esquina y se enfurruñaba”. En la película-documental del canal 4 llamado Brexit: The Uncivil War, del director James Graham y protagonizado por el famoso actor -partidario de la permanencia en la UE-Benedict Cumberbatch, se retrató a Cummings como inquebrantablemente equilibrado. En realidad, otro colega, asegura que “nunca sabías con quien ibas a encontrarte cada mañana. Podía ser una nube oscura en la oficina, o podía animarse y ser muy divertido”.

Ahora parece que Dominic Cummings compara la actual impopularidad de Johnson por el Brexit con la supervivencia del expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, cuando salió a la luz escándalo sexual de Monica Lewinsky. El principal asesor del primer ministro considera que si bien el citado asunto casi derribó a Clinton, cuando finalmente dejó la Casa Blanca en 2000, se fue con más popularidad que cuando entró.

Y a partir de esa experiencia de Clinton por no obsesionarse con Washington, parece que quiere centrar a Johnson en cosas que importan a la ciudadanía británica en lugar de lo que se cuece en Westminster y por extensión, en Bruselas.