Teherán - Un intercambio de petroleros, el cese de las sanciones estadounidenses a Irán o la formación de una misión naval europea son algunas de las propuestas para hacer frente a la actual crisis en el estrecho de Ormuz, pero todas presentan dificultades o implican riesgos.

Desde la captura hace una semana del petrolero de bandera británica Stena Impero por la Guardia Revolucionaria iraní, el estrecho de Ormuz ha vuelto a acaparar la atención mundial debido, en gran medida, a su importancia para la economía global. El continuo paso de petroleros por ese estrecho entre Irán y Omán, por donde cruza la quinta parte del crudo mundial, hace que cualquier acción para presionar más a Irán pueda ser contraproducente.

“Los países occidentales deben comprender que Irán ha demostrado que no se dará por vencido ante las presiones y que a nivel militar ha progresado lo suficiente para poder defenderse”, advierte el analista iraní Mohamadreza Moradí, experto en seguridad en Oriente Medio.

La detención del Stena Impero se produjo dos semanas después de que el petrolero iraní Grace 1 fuera apresado en Gibraltar por la Marina británica por sospechas de que transportaba crudo a Siria, país sujeto a sanciones europeas, algo que Teherán niega. Aunque los principales dirigentes iraníes han descartado que se trate de un acto de represalia y alegan que el Stena Impero incumplió las normas de navegación, algo que rechaza Londres, también han expresado que la liberación del Grace 1 sería una solución a la actual crisis.

“Nosotros no buscamos tensiones con algunos países europeos y en caso de que se comprometan a los marcos internacionales y dejen de tomar medidas ilegales, incluida la efectuada en Gibraltar, obtendrán una respuesta adecuada y proporcional de Irán”, afirmó el miércoles el presidente iraní, Hasan Rohaní.

Según el analista Moradí, “si el Reino Unido quiere que las tensiones en el golfo Pérsico se reduzcan, en primer lugar debe liberar al petrolero iraní y a sus tripulantes”. Este intercambio sería, sin embargo, vergonzoso para el Reino Unido, que ha defendido que la detención del Grace 1 es legal y tiene abierto un proceso judicial contra el barco aunque, si Irán justifica que el petrolero no tenía como destino Siria, se abriría una puerta.

El bucle de incidentes registrados en Ormuz desde mayo, incluidos ataques a petroleros y derribo de drones, comenzó justo después de que EE.UU. anunciara que no renovaba las exenciones otorgadas a la compra de petróleo iraní a ocho países. Las autoridades iraníes se han desvinculado, no obstante, de los ataques a los barcos -no del derribo de un dron estadounidense el pasado junio-, pero han apuntado que la única forma de resolver las crisis del Pérsico y de su programa nuclear es mediante el cese de las sanciones de Washington o, al menos, de sus graves efectos. “Si la otra parte toma medidas equilibradas y eso logra un alto el fuego en la guerra económica, se creará una oportunidad para que hablemos y lleguemos a una conclusión”, subrayó Rohaní.

Tras la captura del Stena Impero, Londres propuso la creación de una misión naval europea para escoltar a los barcos en Ormuz, una idea similar a la planteada anteriormente por EE.UU. y que, según altos comandantes iraníes, puede tener “consecuencias impredecibles”.

Los europeos han tratado de distanciarse de la política estadounidense de “máxima presión” contra Irán, pero el propio Pentágono opinó el miércoles que esa misión europea es un proyecto “complementario” al de Washington. El analista Pashang alertó de que una mayor militarización del estrecho de Ormuz, donde ya hay un gran despliegue estadounidense, “aumenta la posibilidad de que se desencadenen conflictos imprevistos”. Moradí, por su parte, considera que la idea es inviable porque “es imposible escoltar a los cientos de barcos que pasan por la región”.