La Haya - Holanda inicia hoy las elecciones al Parlamento Europeo (PE), a las que concurren dos grandes partidos eurófobos de la ultraderecha y otros 14 de diferentes ideologías, que coinciden en exigir reformas urgentes en Bruselas con la seguridad y la inmigración como temas clave.

Después de la apabullante victoria de Foro para la Democracia (FvD) en las elecciones provinciales de marzo, la atención en Holanda está puesta en su líder, el populista Thierry Baudet, quien considera que la UE es “un caos completamente antidemocrático” y un “cáncer en proliferación” cuya existencia es “una vergüenza”.

Ha abogado en varias ocasiones por un Nexit (versión neerlandesa del Brexit) y un referéndum sobre la permanencia de Holanda en la Unión, y lleva en letras grandes en su programa “deshacerse de la UE, las fronteras abiertas y el euro (...) Es un modelo de gestión obsoleto. Las fronteras abiertas conducen a una inmigración incontrolada y un mayor riesgo de ataques terroristas, y la política exterior de la UE nos sumió en una aventura temeraria en varias ocasiones”, opina.

Varios analistas consultados por Efe creen que “no hay que subestimar” en los comicios europeos al partido de Baudet, de 36 años, porque podría incluso superar en votos, como ya hizo hace dos meses, al partido liberal (VVD), del primer ministro, Mark Rutte.

Holanda elige 26 escaños del PE, una representación que ascendería a 29 cuando el Brexit se haga efectivo. “No tiene interés en ser un jugador importante en Europa, ni quiere tener algo que ver con la UE. Quiere mostrar fuerza en Holanda. Su política reaccionaria es aterradora. Promueve el apoyo a los hombres blancos tradicionales y se ha demostrado que son todavía una fuerza dominante aquí”, asegura el analista holandés independiente Diederik Brink.

En la misma línea que FvD se pronuncia Geert Wilders, líder del otro ultraderechista Partido de la Libertad (PVV). “El Gobierno está sobrecargando a Holanda, enviando miles de millones de euros a los países del sur de Europa y abriendo nuestras fronteras para tener contenta a la Unión Europea”, según su percepción.

Wilders, a quien Baudet ha estado robando votos en los últimos meses con un discurso más filosófico y menos agresivo, quiere “liberar” a Holanda de las instituciones europeas para que este país pueda “tomar decisiones políticas en La Haya y no en Bruselas”, y sobre todo para poder “frenar el islam y la inmigración”, pues en su opinión están “destruyendo la civilización blanca europea”.

Argumentos que han calado en alrededor de un 16% de los votantes holandeses, y que rebate el “otro bando”, los partidos en el Gobierno: el liberal VVD, Llamada Democristiana CDA, progresistas D66 y Unión Cristiana, la coalición que ha perdido en marzo la mayoría en el Senado -que tiene la última palabra sobre proyectos de ley- a favor de la ultraderecha de Baudet.

Los liberales abogan por menos integración financiera en la UE, gasto presupuestario y reglas “innecesarias” desde Bruselas, pero promueven una política común para “controlar la llegada de inmigrantes y refugiados, que ayude a poner fin a la inmigración ilegal”.

Para los progresistas del D66, más proeuropeos, la UE debe actuar unida también en cuestiones medioambientales, defensa de las fronteras, lucha contra el crimen y en materia de impuestos, y apuestan por que el Parlamento Europeo tenga un puesto permanente en organismos internacionales, como el Consejo de la Seguridad de la ONU, el Banco Mundial y el FMI.

Los democristianos tampoco quieren restar poderes a la UE, que necesita vigilar las políticas de los Estados miembros para “exigir transparencia democrática y cooperación” y con un “enfoque uniforme de los 27 países”, algo a los que los verdes de GroenLinks -que también se espera que arrase en estos comicios- añaden medidas de sostenibilidad de la UE.

Los socialdemócratas del PvdA abogan por recortar costes mediante la reducción de instituciones en la UE para que los europarlamentarios no tengan que desplazarse entre Bruselas y Estrasburgo, y fomentan la aprobación de todas las decisiones por una mayoría y no por unanimidad.