Edimburgo - La presidenta del Gobierno de Escocia, la nacionalista Nicola Sturgeon, anunció ayer miércoles que impulsará la celebración de un segundo referéndum de independencia del Reino Unido antes de que termine la actual legislatura en 2021, como consecuencia del Brexit.

En un discurso ante el Parlamento escocés, titulado Brexit y el futuro de Escocia, Sturgeon desveló que antes de finales de año la Cámara empezará a legislar sobre una nueva consulta, que se produciría antes de las próximas elecciones escocesas pero a la que el Gobierno británico no ha mostrado su apoyo. “Puedo confirmar que el Gobierno escocés actuará para garantizar que se avanza en la opción de dar a los ciudadanos la variante de la independencia lo más tarde, durante este periodo parlamentario”, declaró la política independentista.

La líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP) dijo que su decisión parte de la crisis política desencadenada por la próxima salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), que ha mostrado que el Gobierno de la conservadora Theresa May “no sirve a los intereses de Escocia”, por desoír la voluntad del 62% de escoceses que rechazó el Brexit en el referéndum de 2016. Avanzó que su Gobierno introducirá, antes de que finalice 2019, la legislación para establecer las reglas de una nueva votación, lo que permitiría que se celebrase una vez que el Gobierno británico otorgase su visto bueno a activar la llamada sección 30, el mecanismo que otorga a Edimburgo las competencias necesarias.

Sturgeon lo va a tener complicado en este nuevo pulso con Westminster, ya que el Gabinete de la conservadora May debe acceder a activar este procedimiento, algo a lo que la premier no ha mostrado ninguna disposición.

Un portavoz de Downing Street, la residencia de la primera ministra, indicó que la postura del Gobierno “no ha cambiado” y que ya “ha dejado clara su oposición” al considerar que la cuestión quedó zanjada en el referéndum de 2014, cuando el 55 % de escoceses rechazó la separación.

Entonces se dijo que la cuestión quedaba aparcada para al menos una generación, pero la victoria del Brexit en el referendo de 2016 reabrió el debate sobre el encaje constitucional de Escocia debido a que los escoceses deberán asumir ahora algo contra lo que votaron mayoritariamente.

Inmediatamente después de que se conociera que el país abandonaría la Unión Europea, Nicola Sturgeon pidió la convocatoria de un segundo referéndum de independencia y en marzo de 2017 el Parlamento escocés (en que SNP y los Verdes tienen mayoría) aprobó solicitar a Londres el permiso necesario, que fue rechazado por May.

Ese mismo año, los planes del SNP quedaron en suspenso después de que, en las elecciones generales, el partido perdiera 21 escaños.

Sturgeon impulsó su agenda independentista de nuevo ayer miércoles y subrayó que la autorización de Londres es imprescindible, por lo que animó a sus simpatizantes a convencer a los indecisos para hacer “insostenible” la negativa del Ejecutivo central. En el Reino Unido no se entiende la posibilidad de negar algo que solicita una mayoría de la población. Y esto incluye un referéndum si la mayoría de escoceses son favorables. No se concibe que alguna de las naciones que componen el Reino Unido pueda estar a la fuerza.

Sturgeon detalló que los próximos pasos de esta hoja de ruta involucrarán al ministro escocés de Relaciones Constitucionales, Mike Russell, quien asumirá las negociaciones con los representantes de los grupos parlamentarios.

El SNP gobierna Escocia en minoría, pero cuenta con el apoyo de los Verdes para aprobar leyes que requieren de mayoría cualificada, como las referentes a la celebración de un plebiscito o los presupuestos generales. La oposición en bloque, a excepción de los ecologistas, le recriminó que centre sus prioridades en la cuestión de la independencia y coincidió en destacar que no existe apetito entre la ciudadanía para volver a las urnas. Algo que el resultado del referéndum del Brexit parece contradecir.

La comparecencia de Sturgeon se produce en vistas al congreso de primavera que el SNP celebrará el próximo fin de semana, en que está previsto que la cuestión de un segundo referendo de independencia domine la agenda del encuentro.

Según las encuestas, el Brexit apenas ha variado el respaldo a la independencia de Escocia, que oscila entre el 43% y el 47%, una cifra similar al 45% que la apoyó en la consulta de 2014. Aunque hay que recordar que cuando se convocó aquel referéndum las encuestas situaban el apoyo a la independencia en poco más del 30% remontando hasta quedarse a falta de convencer a un 5% que, en vez de votarles a ellos, apostó finalmente por la unión.

Por todo ello, la dirigente escocesa se mostró optimista acerca del aumento en el apoyo a la separación y recalcó que un Estado independiente “ofrece el mejor futuro” para la nación británica. Ningún británico, sea conservador o laborista, pone en duda que Escocia es una nación. “Creo que las razones para la independencia son más fuertes que nunca”, apuntó Sturgeon. - Efe/Agencias