Bruselas -En pocos días la estabilidad (relativa) de Libia se ha roto en todavía más pedazos. Jalifa Haftar, jefe del Ejército Nacional de Libia, ha lanzado una campaña militar para conquistar Trípoli, donde reside el Gobierno reconocido por Naciones Unidas. La rápida escalada de tensión en el país ha puesto en alerta a Europa, que mira con temor el recrudecimiento de un conflicto militar a sus puertas.

Libia vuelve a centrar las miradas de la comunidad internacional. Las alertas saltaron el jueves cuando el general libio Jalifa Haftar, que controla la parte este del país, lanzó una operación militar para la “liberación de Trípoli”, sede del Gobierno de Unión Nacional (GNA), apoyado por las Naciones Unidas. “Estoy muy preocupado por los acontecimientos en Libia. Hago un llamamiento a todas las partes para detener y evitar la violencia”, ha pedido Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, en un comunicado.

La preocupación no es para menos. El país africano vive una guerra civil desde el derrocamiento de Muamar Gadafi en 2011, quedando dividido por una frontera invisible y dos gobiernos que no se reconocen mutuamente. A ello se añade el papel crucial que juega Libia en la crisis migratoria, habiendo cerrado un acuerdo con Italia hace dos años por el cual los guardacostas del país tienen el mandato de retornar a refugiados y solicitantes de asilo antes de que sus barcazas lleguen aguas internacionales.

“Libia es un socio estratégico de la Unión Europea y desempeña un papel clave en la gestión de los flujos migratorios. Lo que está sucediendo en Trípoli no puede tener repercusiones en la estabilidad y seguridad de todo el sur del Mediterráneo y la zona del Sahel”, ha señalado Tajani, quien además ha indicado que la UE debe “intervenir de inmediato y hablar con una voz única y autorizada, contribuyendo a una solución pacífica y democrática, en el marco de las Naciones Unidas”. “Urgimos a todas las partes involucradas a detener inmediatamente toda actividad militar y movimientos hacia Trípoli. Creemos firmemente que no existe una solución militar en Libia. Y nos oponemos firmemente a ello”, reza un comunicado emitido el fin de semana por los ministros del G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido, Estados Unidos) y Federica Mogherini, Alta Representante de Exteriores de la UE.

La principal preocupación de Europa es que en caso de reavivarse el conflicto armado una nueva ola de refugiados se lance a atravesar el Mediterráneo hasta las costas europeas. En este sentido, la estabilidad de la región es una de las prioridades de la UE a la hora de ‘guardarse las espaldas’. Además, el país norafricano es uno de los principales productores de petróleo del mundo.

Por otro lado, hace tan solo una semana, Bruselas llegó a una especie de acuerdo político ‘in extremis’ para extender el mandato de la operación Sofía, la misión militar europea que patrulla la ruta del Mediterráneo Central (que va principalmente de Libia a Italia). Sin embargo, tras las presiones de Roma, la operación no contará con barcos de patrulla en el mar, por lo que, de producirse una salida masiva de población, la UE no contaría con cuerpos suficientes de rescate. “Reitero que no hay una solución militar para la crisis de Libia, solo una política”, publicó en Twitter el secretario general de la ONU, António Guterres, quien se encontraba en el país para organizar una Conferencia Nacional sobre la reunificación del mismo cuando Haftar ordenó el inicio de la campaña militar. “Solo un diálogo entre los libios puede ayudar a resolver los problemas de Libia”, afirmó el portugués. Aunque la presencia de Guterres no ha calmado las aguas. Fayez al Serraj, jefe del gobierno de Trípoli, ha respondido a su oponente autorizando a las milicias a atacar las posiciones de Hafter en caso de que estas avancen y ha declarado el “estado de alerta máxima” en el país.

Los camiones de guerra ya se han empezado a movilizar. A lo largo del fin de semana se han producido los primeros enfrentamientos armados al sur de Trípoli que, al menos, han dejado alrededor de 30 muertos y varios heridos. “Los avances de las milicias de Haftar hacia Trípoli y los posibles enfrentamientos en la capital conducirían al país a una caótica guerra civil, rompiendo el frágil equilibrio establecido en el marco del proceso de paz dirigido por la ONU”, afirma Tajani en su carta. La posición comunitaria pasa por apoyar las negociaciones de la ONU y apostar por la iniciativa francesa de celebrar elecciones en el país.