CARACAS. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se ha rodeado de nuevo este domingo de militares y les ha instado a "evitar que Venezuela se convierta en una estrella de la bandera gringa" a la vez que ha arremetido contra el "fracasado golpe de Estado".

"Estemos a la altura del tiempo histórico que nos toca vivir. Hoy se decide el futuro de Venezuela, si Venezuela se va a convertir en una estrella de la bandera gringa, o si va a seguir ondeando su tricolor con sus ocho estrellas libres y soberanas", ha afirmado Maduro durante un acto en el Apostadero Naval de Turiamo, estado de Aragua.

Maduro ha realizado una rara mención a la movilización de la oposición con más de 300 actos convocados en todo el país y liderados por el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, autoproclamado presidente del país con el apoyo de Estados Unidos y otros países latinoamericanos. "Ya vieron ustedes ayer a los fracasados golpistas con la bandera gringa. Ya no disimulan. Sacaron una estatua de la libertad mancillando nuestra bandera y la vistieron de tricolor, carajo", se ha lamentado.

"Quieren entregar nuestro país en pedazos al imperio gringo y a las oligarquías locales. Quieren desmembrar Venezuela, cuna de la libertad y la dignidad latinoamericana", ha asegurado.

Así, ante la posibilidad de una intervención militar extranjera, Maduro ha reivindicado la unión cívico-militar por la que ha invitado a la población a alistarse como milicianos del Ejército. "Ni intervención, ni guerra civil. En Venezuela tiene que haber paz y esa paz la vamos a garantizar con la unión cívico-militar", ha remachado.

Maduro, que se ha reivindicado como el "presidente obrero", ha recordado durante el acto el 224º aniversario del nacimiento de Antonio José de Sucre, uno de los líderes de la independencia venezolana. Ha concluido con un grito "leales siempre, como Sucre; traidores nunca, como Santander", en referencia a Francisco de Paula Santander, quien se rebeló e intentó matar a Simón Bolívar.

LA CRISIS POLÍTICA

El 23 de enero, Guaidó se autoproclamó "presidente encargado", en respuesta a la decisión de Maduro de iniciar el 10 de enero un segundo mandato que ni la oposición ni gran parte de la comunidad internacional reconocen porque dicen que se basa en unas elecciones presidenciales, las del 20 de mayo, no democráticas.

Guaidó se ha fijado como 'hoja de ruta' cesar la "usurpación del poder" y crear un gobierno de transición que conduzca a la celebración de unas elecciones "libres". Estados Unidos, Canadá y la mayoría de los países de la región le han reconocido como "presidente encargado" y le han ofrecido su apoyo en esta "transición democrática".

En esta semana, 43 personas han muerto por los disturbios, de acuerdo con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y más de 900 han sido detenidas, según los datos actualizados este jueves por la ONG venezolana Foro Penal.