CASTRO URDIALES. Así lo ha explicado este martes el primo de la víctima, Carlos Ricondo, quien custodia estos "pequeños" prados con unas dimensiones que no superan, en el mayor de los casos, los 1.200 metros cuadrados.

"Estamos a la espera que nos digan algo al respecto", ha apuntado Ricondo, quien explica que no han "visto ningún movimiento de tierra ni nada raro ahí" desde que su primo desapareció hace más de seis meses.

Tras finalizar la búsqueda de pruebas en la vivienda de Jesús Marí en Castro Urdiales, donde residía desde hace siete años con su pareja Carmen Merino y quien permanece prisión desde el hallazgo del cráneo, la Guardia Civil intenta localizar el resto del cuerpo.

No se descarta ninguna hipótesis sobre qué pudo ocurrir con el cuerpo de este empleado de banca vasco, de 67 años, que estaba jubilado. Algunos medios apuntan que su pareja mandó a su empleada de hogar deshacerse de "bolsas negras bastante pesadas".

Por eso, la Guardia Civil acudió a finales de la semana pasada a informarse del tratamiento de los residuos que llegan tanto al vertedero como a la planta de reciclado de la localidad cántabra de Meruelo. Sin embargo, fuentes cercanas al caso señalan que se descarta hacer nuevas visitas o búsquedas en este vertedero, el más grande de Cantabria.

Tampoco prevén las mismas fuentes, si el juez que instruye el caso no dice lo contrario, que los investigadores acudan junto a la detenida a la vivienda donde residía la pareja, ubicada en la calle Padre Basabe, de Castro Urdiales.

El caso continúa bajo secreto de sumario decretado por el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Castro Urdiales y aún queda por aclarar, entre otros interrogantes, el motivo del crimen.

La única detenida, Carmen Merino, natural de Sevilla y de 61 años, se encuentra en prisión provisional comunicada y sin fianza en el penal de El Dueso (Santoña) y por el momento no ha declarado ante la Guardia Civil, ni ha respondido a las preguntas del juez.