BARCELONA -En una sala que simula un club de intercambio de parejas es donde podemos encontrar a Pepe Cera. La luz es tenue y la música, suave. Un telón carmesí separa la primera habitación, más dedicada a ofrecer información, de los espacios más íntimos. Un clima tentador en el que se reconoce a los novatos por sus tímidas sonrisas y sus miradas rápidas y a los veteranos por estallar a carcajadas cada dos por tres. Y observando todo el panorama desde el mostrador, siempre atento, está él. Exreportero de publicaciones como Interviú, Pepe Cera, además de organizar del Área Swinger del Salón Erótico de Barcelona, es presidente de la Asociación Nacional de Empresarios del Ambiente Liberal y fundador de la aún invicta revista Gente Libre, que lleva 30 años divulgando el ambiente liberal.

A día de hoy es considerado todo un veterano en el ambiente swinger. ¿Todavía recuerda cómo se adentró en este mundo?

-Perfectamente. Por entonces, yo era reportero para Interviú. Había una sección de intercambio de pareja y me adjudicaron a mí el seguimiento del tema. Recuerdo que había muy poco ambiente, no como ahora, y como me gustó mucho, empecé a involucrarme más allá del trabajo. Además, coincidió con que, al de no mucho tiempo dejé el grupo Zeta, así que monté una revista de ambiente liberal e intercambio de pareja.

Gente libre.

-Así es. Durante unos 20 años ha sido la llave de la mayoría de los clubs de España. Hemos potenciado mucho la mentalidad y la gente curiosa no podía estar sin la revista. Muchos de los swingers que hay a día de hoy se animaron ir a los clubs y probar gracias a esta publicación. Al final, llamó la atención a ese segmento de la sociedad que quería probar, pero que al mismo tiempo, por la doble moral, no quería.

¿Cómo ha cambiado este ambiente en las tres décadas que lleva al timón de la revista?

-Ha cambiado mucho. Para empezar, en el número de clubs. Hace 30 años había muchos menos. Recuerdo que había uno en Madrid, dos en Barcelona y uno en Sevilla. Y para de contar. Con el tiempo esto ha ido cambiando y ahora hay muchísimos más. También hay más swingers, por supuesto. Aunque esto va por temporadas. Por ejemplo, hace unos 10 años hubo un gran bajón por la crisis, pero en los últimos tres años volvemos a estar en auge.

¿Este repunte a qué se debe?

-A que la gente ha evolucionado. Ahora la sociedad en general tiene la mente más abierta y a muchas parejas el ambiente liberal les llama la atención y les gusta. En parte, creo que tiene que ver con la educación sexual. Antes era inexistente y la gente ni se planteaba el modo de vida swinger. Muchos tampoco lo conocían. Ahora, en cambio, estamos mejor. Además, mi revista también ha ayudado a dar a conocer este ambiente y eso se ha notado.

¿Y en cuanto a Internet y las aplicaciones?

-Han influido mucho en la comunicación entre las personas. Mucha gente queda a través de páginas web y de aplicaciones y esta gran innovación también ha favorecido que haya muchos más clubs y gente que se anime a probar. En cuanto a Gente Libre, Internet se ha comido a la revista. Antes se distribuía en quioscos, mientras que ahora es una publicación gratuita para los clubs de intercambio.

¿Qué es lo que estimula habitualmente a las parejas a entrar en este mundo?

-El romper la monotonía. Hay muchas parejas que llevan años juntos, casados, y entran en la monotonía. Como no tienen la capacidad de ir a sitios donde haya erotismo o morbosidad, su llama se va apagando poco a poco. En cambio, en el ambiente liberal existe todo eso. Entre otras cosas, ven muchas más posibilidades en relación al sexo, como posturas, gente diferente, otras prácticas? ¡Hay infinidad de maneras de disfrutar! Y esa curiosidad y esas ansias de romper la monotonía han sido el principal detonador para muchas de ellas. Incluso aunque no hagan nada y solo vayan a ver, porque eso les alimenta sexualmente y se lo pasan de fábula. Al final, ayuda a crear esa complicidad tan necesaria en cualquier relación.

Hay quien alude que el modo de vida swinger fomenta las separaciones.

-Todo lo contrario: ¡Hay menos separaciones! Separaciones siempre habrá porque las personas a veces chocan, pero al estar en el ambiente liberal las parejas son más benévolas en sus problemas particulares. Y algo fundamental es que a los clubs se llevan el cerebro y los genitales, pero el corazón se deja en casa. Es decir, lo que viene a ser el amor a la pareja se deja en casa, porque esto es un juego. Nada más. Y curiosamente, este ambiente en vez de desunir a las personas, las une más. Eso sí, siempre con actitud. Si no tienes la misma conexión y no va, pues no va. Pero por desgracia, a día de hoy hay mucha gente que todavía no lo entiende así.

¿Tiende a haber más parejas jóvenes o maduras?

-Antes la franja de edad era de 40 a 60 años, mientras que ahora va de los 22 a los 60. Algo que el mundo swinger desmiente totalmente es que el sexo es solo para los jóvenes. Si practicas un deporte, a los 60 estarás mejor que el que no lo practica. Y con el sexo pasa lo mismo: si lo practicas envejeces mejor. Pero lo mejor de todo es que en este ambiente tanto los hombres como las mujeres se cuidan mucho. Beben menos, hacen deporte, van al gimnasio, se arreglan... En definitiva, no se dejan ir, porque quieren mantenerse atractivos, cuidados y, sobre todo, deseables. Y como aquí se descubre que hay mil formas de disfrutar, cada uno escoge a la carta qué es lo que más le va.

Aunque el menú sea muy amplio, ¿cuáles son las tendencias a día de hoy?

-El intercambio de parejas sigue siendo un clásico, pero hay muchas más posibilidades. Por ejemplo, añadir al juego otro chico. Un fenómeno habitual en los últimos tiempos son parejas que buscan a una chica para que esta juegue con la mujer, no con el marido. Para empezar, porque ellas quieren probar con alguien de su mismo sexo; pero también porque al marido le da mucho morbo mirar a dos chicas en su cama. Algo también bastante habitual es que haya un intercambio de toqueteo, pero que el acto sexual sea con la pareja. Es un campo muy extenso. Es como un juego: si lo llevas bien y sigues las reglas, sin excederte, es una opción muy válida. Pero no hay que excederse: hay que llegar hasta donde tú quieras llegar.

¿Cuáles son los códigos básicos?

-Limpieza, seriedad, complicidad y ante todo, lo más importante, respeto. Eso es básico. Cuando se dice no, es no. Por ejemplo, una de las áreas que suele haber en los clubs es un cuarto oscuro. Es un sitio oscuro donde no se ve nada y te toca todo el mundo. La gracia del asunto, para la gente que le gusta ese juego, es que no sabes quién te toca. Pero si en cualquier momento alguien empieza a tocarte y le separas, eso significa un no rotundo y no te volverá a tocar.

También es presidente de la asociación de clubs a nivel estatal. ¿Considera que tiene fuerza el ambiente swinger en Euskal Herria?

-Hay dos clubs en Bilbao y otro en Gasteiz. Pero los bilbainos se van fuera de Bilbao para disfrutar. Es algo habitual, porque se tiene miedo de la doble moral. Eso es algo que todavía frena mucho, porque hay quien lo liga con el puterío. Pero las putas cobran, mientras que aquí el amor se hace de común acuerdo entre las parejas. Eso se llama respeto y eso es lo que vale. El sexo todavía tiene mucho tabú, pero cada vez menos.

¿Alguna recomendación para quien quiera curiosear y saber más?

-Ir a un club de intercambio, hablar con la persona que lleva el club y explicarles vuestra situación: que sois nuevos y que queréis ver en qué consiste este ambiente. En esta vida todo es como con la comida: hay que conocer el menú y, después, lo que te gusta te lo comes y lo que no, no. A lo mejor el primer día solo habláis, el segundo ya estaréis más seguros y el tercero ya volveréis o no, dependiendo de si os ha gustado el ambiente. Pero por probar no se pierde nada y se puede ganar mucho.