el 19 de junio de 1937 Bilbao sufrió la entrada de las tropas franquistas junto a sus aliados. En unos días se cumplirán 80 años de aquella pérdida de las libertades hasta que concluyó la Guerra Civil y durante las siguientes décadas de franquismo resistido en la capital de Bizkaia, como en el resto de Euskadi y Estado.
Los días previos a la llegada de los golpistas y sus leales a la capital vizcaina, la prensa nacionalista vasca de la época informó y animó a la población y a gudaris y milicianos. Fue una herramienta de propaganda activa. Cotejando la hemeroteca se conoce el contexto del momento: la encarnizada lucha en los frentes, la tensión en un Bilbao en resistencia, la situación del Cinturón de Hierro tras la entrega de los planos del mismo por el elorriarra Alejandro Goicoechea pasado al enemigo,...
Los rotativos abertzales se vuelcan en dar información urgente en momentos en los que sus trabajadores puedan llegar a verse en la tesitura de tener que abandonar las oficinas e imprentas. Ante el temor del aliento franquista, las cabeceras gastan la última tinta en solicitar apoyo de la ciudadanía para la resistencia, en enviar mensajes en ocasiones positivos, en tratar de que los nacionalistas vascos y resto de republicanos no asimilen el dogma franquista, el fascista, el nazi... Es decir, en esos días, se podía perder la guerra y, por ende, ser perdedores, pero nunca vencidos. Esa diferencia es importante: sentirse vencidos es asimilar la ideología del enemigo y hasta el último día periódicos como Euzkadi, Eguna o Euzko Deya lo dieron todo por ganar la guerra, por mantener su identidad.
El último diario Euzkadi en tiempos de guerra se publicó el 18 de junio, un día antes de la entrada de los franquistas a Bilbao. Eguna -único periódico íntegro en euskera- lo hizo el día 13; y, por ejemplo, Euzko Deya continuaría trabajando desde ciudades en el exilio como París.
El día 16, Euzkadi arrojaba titulares de ánimo a su audiencia como “Gora bihotzak!” (¡Arriba los corazones!), “Eutsi, eutsi!”, es decir, “¡Aguantad! ¡Aguantad!” porque “estamos viviendo en peligro”, publicaban con el temor de la llegada de los facciosos cuya superioridad militar, incluida la aérea, era evidente.
Ya lo había avisado meses antes Mola, quien de forma paradójica murió esos días previos al desfile franquista en Bilbao: “He decidido terminar rápidamente la guerra en el norte. Se respetarán las vidas y haciendas de los que rindan sus armas y no sean culpables de asesinatos. Pero si la rendición no es inmediata, arrasaré Vizcaya hasta sus cimientos, comenzando por sus industrias de guerra. Dispongo de medios para hacerlo”.
El general nacido en Cuba murió el 3 de junio de 1937 en Alcocero, Burgos, en accidente de avioneta junto a otras tres personas. Los diarios nacionalistas lo publicaron con grandes capitulares: “Mola il da!” (¡Mola ha muerto!). El 15 de junio, la firma de Joseba Biritxinaga hacía una reflexión sobre el fallecimiento que hizo más fácil el camino a Franco a su totalitarismo. “Mola siempre quiso entrar en Bilbao, pero se ha quedado en el camino”, resumía como final de artículo Biritxinaga.
Al día siguiente, miércoles 16 de junio, Euzkadi hace una “llamada al pueblo antifascista” de Bilbao. Es una nota del Frente Popular que califica los momentos de “graves” y necesitan a la ciudadanía para que “todos, como un hombre, marchemos más unidos que nunca bajo las órdenes del Gobierno legítimo de la República y de nuestro Gobierno Provisional de Euzkadi”, subrayan pidiendo unión para ayudar “a los heroicos soldados del pueblo”.
Como curiosidad, este ejemplar publica un anuncio que llama a leer el diario Eguna que ya tres días antes había dejado de funcionar. Ese mismo día, el 13 de junio, la edición parisina de Euzko Deya recogía diferentes informaciones que daban a conocer otros aconteceres en Euskadi. Así, por ejemplo, que los carmelitas descalzos de Amorebieta fueron expulsados “por el ímpetu exterminador de los Cruzados”; que la selección de Euzkadi de fútbol ganó a la de Silesia en la ciudad polaca de Katowice por 4-3; y un texto del corresponsal de guerra ruso Koltsov.
Esta misma mancheta, el día 17, ya mostraba su temor por la pérdida de Bilbao con titulares como “La democracia corre peligro”, en los que citaba la “heroica resistencia de los gudaris”, “pinares ardiendo en Larrabezúa” y que “Bilbao no será tomado”. Euzkadi animaba “con más fe y con más ahínco que nunca ¡a luchar! ¡Todos en nuestros puestos!” porque “sigue presionando el enemigo”.
Con todo, este mismo diario publicaba su último número el 18 de junio subrayando en portada que “nuestros gudaris se cubrieron de gloria en el día de ayer resistiendo la más violenta acometida enemiga de esta cruel guerra”, y pasaban a escribir de heroísmo y sacrificio. Los golpistas ya habían llegado al Casino de Artxanda mientras arrojaban “una enorme cantidad de metralla sin conseguir ninguno de sus objetivos”.