bilbao - El pasado mes de marzo falleció en Gasteiz la luchadora antifranquista Teresa Harina Salado a la edad de 96 años. Esta militante comunista sufrió prisión en cárceles como la de mujeres de Amorebieta-Etxano que estuvo ubicada en el actual colegio Carmelo del municipio vizcaino. Ella es una de las mujeres de la recomendable exposición Emeek emana impulsada por la asociación memorialista Intxorta 1937 con fotografías del profesional vizcainochileno Mauro Saravia y con patrocinio de la Diputación de Gipuzkoa en el palacio de Aiete, Donostia.

Según informa la activa asociación Intxorta 1937, la antifascista nació en Donostia en 1921 y en 1942 se incorporó al trabajo clandestino de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) en Gipuzkoa. Detenida en 1943, estuvo tres meses incomunicada en la Dirección General de Seguridad de Madrid antes de ser trasladada a la cárcel de Ventas.

Junto a ella detuvieron a otra cuarentena de guipuzcoanos. Entre ellos, Santiago Goñi, su compañera, Ángeles Arruti, y él famoso comunista Jesus Carrera Olascoaga. Teresa fue testigo de cómo quedó Carrera tras ser torturado en la Dirección de Seguridad en la Puerta del Sol. “Fue torturado durante más de cinco meses, 153 días torturado un día tras otro”, valoran investigadores que han estudiado la biografía del vasco que acabó siendo fusilado.

En 1944 se celebró el juicio en Alcalá de Henares y Harina Salado fue condenada a 30 años de cárcel, pena que se rebajará a seis años y un día tras un nuevo juicio. Pasará por las prisiones de Amorebieta y Segovia antes de quedar en libertad, el 31 de diciembre de 1946. “Sabías que cuando salías lo primero que ibas a hacer era buscar al partido”, aportaba en sus testimonios. La guipuzcoana siguió militando en las JSU.

Tras una caída de camaradas en 1948, se integra en la dirección del PCE en Euskadi. Ese mismo año, perseguidos por la policía mientras en la Concha se celebran las regatas, ella y dos bergareses, Josuren Gabilondo, (más tarde su compañero) y Pedrotxo García que estaban en un barco de Ondarroa saltan a un barco de Donibane Lohizune (Lapurdi) y huyen hasta Iparralde.

En Grenoble formó parte de la red solidaria con los presos del franquismo. En los 70 apoyó las movilizaciones contra el Proceso de Burgos. Regresó a Euskal Herria en 1998.