Badenes que evitan daños en los vehículos y molestias a los buenos conductores y que, al mismo tiempo, generan energía. Es la apuesta de la empresa navarra I-Bump, con sede en Mendavia, que lleva ya varios años trabajando en un proyecto innovador que puede dar un vuelco a las formas tradicionales que conocemos para regular el tráfico o la velocidad. La máquina, patentada por la firma mendaviesa con el nombre de I-Bump, hace de badén y a la vez utiliza la energía que produce el vehículo para generar electricidad. Ismael Matute Sáinz, natural de Viana y vecino de Mendavia, es el artífice de un proyecto que se ha desarrollado de la mano de la empresa de ingeniería Prodising. Según explican sus impulsores, la idea es el resultado de años de investigación, desarrollo y ensayos que en los últimos meses han podido hacerse realidad en el banco de pruebas instalado en el polígono de Mendavia.

Tal y como explica Ismael Matute "los badenes tradicionales castigan tanto al que va rápido como el que va despacio. Este en cambio, se adapta al paso del vehículo. Lo lee, lo testa y sabe qué velocidad y qué peso lleva. Con estos datos se adapta el badén, que es móvil, y de ahí generamos la energía".

De esta manera, el sistema I-Bump aprovecha la energía cinética que se genera por la circulación de los vehículos. "La amortización es socioeconómica, porque por un lado no se castiga a los vehículos que van bien, porque el badén se adapta a su paso y baja y por otro se obtiene energía", resume Matute, que añade como dato concreto que "con el paso de un vehículo estaríamos alumbrando una bombilla de 100 vatios durante 30 segundos".

Los impulsores de esta iniciativa la dieron a conocer hace unos días en la feria de seguridad Trafic y ya han comenzado a comercializarla, con la esperanza de que el sector privado y público confíen en la idea y apuesten por ella.

Ismael Matute relata que "estamos intentando comercializarlo, ya hemos salido al extranjero. En el caso del sector público va dirigido a zonas donde hay pasos de cebra, puntos donde hay que reducir la velocidad, etc. En el sector privado, en peajes de autopistas, en parkings, aeropuertos, puertos marítimos, hipermercados, centros comerciales, etc, es decir, donde haya un flujo de tráfico".

Respecto a la energía que se obtiene, se puede canalizar de dos maneras, inyectándola directamente a la red o mediante su acumulación en baterías para consumirla cuando sea oportuno.

oportunidad Ismael Matute defiende la alta calidad y el amplio abanico de oportunidades que puede abrir este sistema. Además de las características descritas anteriormente, Matute cita también "la durabilidad que tiene, mínimo de 15 años. Los badenes convencionales de plástico por ejemplo duran muy poco, los revientan enseguida". Además, añade que "generaría puestos de trabajo, y además cualificados, y con la energía que produce se amortizaría".

Por otro lado, la máquina se gestiona a través de telemetría, se controla desde un ordenador. "Aporta datos y estadística, de manera que el propio sistema recoge los datos de cuántos vehículos pasan. Además, la máquina se puede acondicionar a la velocidad de la carretera. También se puede inhibir, desactivar en los casos que sea necesario. Por ejemplo, si va a pasar un camión de bomberos a mucha velocidad, se baja para que pueda pasar sin interrupción. Es decir, es un badén que está vivo y además es sencillo, es un balancín que baja y sube", resume Ismael Matute, que añade que "es silencioso y ecológico, porque recupera energía".

Además, este badén inteligente se anticipa al peligro, ya que se instala antes de los pasos de cebra, por ejemplo. "Los badenes que existen ahora en forma de paso sobrelevado van situados justo en el paso de cebra, en el punto de peligro, algo que no tiene sentido, porque lo lógico es que la velocidad se disminuya antes de llegar a ese paso", señala Matute.

El promotor del badén, I-Bump, espera que este proyecto tenga éxito ya que, en sus palabras "es un ahorro energético de muchos millones de euros. Hay que imaginarse por ejemplo el potencial que tendrían las ciudades, donde pasan a diario miles de coches", concluye Ismael Matute.