Bucarest. El autoproclamado rey de los gitanos rumanos, Florin Cioaba, falleció el pasado 19 de agosto a los 58 años en un hospital de la ciudad turca de Antalya, después de haber sufrido un infarto la semana anterior, según informaron fuentes familiares.

Nacido en una pequeña localidad de Targu Carbunesti, cerca de Sibiu, en el centro de Rumanía, Cioaba heredó en 2007 el título de rey de su padre, líder de los gitanos en el país balcánico que se autoproclamó Rey Internacional de los Romanís en 1992, según recordaba la agencia Mediafax.

Cioaba fue trasladado a la ciudad turca para recibir atención médica en un hospital tras el infarto que sufrió en Rumanía.

Como su padre, una corona de oro con rubíes y esmeraldas engarzados simbolizaba el poder real de Cioaba, que dirigía también una unión de iglesias pentescostales llamada Centro Cristiano de Romanís.

A Cioaba le gustaba decir que controlaba a una etnia que cuenta con casi tres millones de personas en Rumanía y, además, era el vicepresidente de la Organización Mundial de los Gitanos. Fue también propietario de empresas metalúrgicas, de elaboración de cobre y bronce, y de fabricación de bolsas de plástico.

Ceaucescu y los nazis

Como líder gitano, Cioaba denunció reiteradamente la discriminación de su pueblo y criticó a las autoridades rumanas por su indiferencia. "El principal problema de los romanís es social. Se enfrentan a problemas elementales, como falta de ropa, comida y agua. Se dan becas de trabajo pero se trata más de un espectáculo. Casi nadie contrata a un romaní", aseguró en su día. Incluso llegó a afirmar que en Rumanía se vivía mejor en la época comunista bajo la tutela del dictador Nicolae Ceaucescu. "Los romanís recibían más educación en la época de Ceaucescu. En unos años habrá una masa de analfabetos", señaló Cioaba, que se esforzó para que no se olvidara a los gitanos como víctimas de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Por su parte, el vicepresidente de la organización en España, Juan de Dios Ramírez, aseguró sentirse "conmocionado por la noticia" y destacó el "compromiso con los principios democráticos humanos y la visión clara de la forma en que han de intervenir los gitanos en el milenio", citando al periodista Bajram Haliti.

Ramírez también aseguró que pese a que "en sus primeras líneas ha quedado un espacio vacío, los gitanos seguirán adelante, orgullosos por haberle tenido".