En las garras de la infobesidad
Crece la obsesión por controlar el correo electrónico en una sociedad que tiene cada vez más gadgets
Bilbao
Quiza Diego Torres, el exsocio de Urdangarin padezca infobesidad, a tenor del aluvión de e-mails que atesora en sus archivos, pero esta nueva enfermedad digital tiene aún difícil diagnóstico. Los síntomas, sin embargo, responden a estos parámetros: ¿Es usted de los que leen sus correos electrónicos de forma continua? ¿De los que contestan de inmediato? ¿Se estresa si no recibe una respuesta casi instantánea? ¿De los que incluso a la hora de la comida o en el metro sigue mirando mails en su móvil? Pues mucho cuidado si no quiere quedarse atrapado en las garras de la denominada infobesidad, el nuevo mal de las autopistas de la información. Se calcula que el usuario medio de correo electrónico mira su cuenta cada hora, que el 56% emplea casi dos horas al día administrando el buzón y que cerca del 38% recibe más de un centenar de mensajes.
Para muchas personas que padecen esta adicción, desde que envían un e-mail, un reloj interno comienza a contar los minutos que el interlocutor va a tardar en responderlo. En caso de que usted sea el receptor, otro cronómetro interno mide el tiempo que usted mismo emplea para responder. Y todo porque "vivimos en una dramatización de la urgencia", según explica Dominique Wolton, director del Instituto de Ciencias de la Comunicación del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), que ha detectado la nueva patología. "Si usted no responde a tiempo, la persona le llama y le pregunta: ¿No has recibido mi e-mail?. Se ha convertido prácticamente en una adicción", señala.
Los gadgets son nuestros compañeros inseparables. Y aunque es innegable que las nuevas tecnologías facilitan las comunicaciones, usarlas más de la cuenta puede causar diferentes trastornos físicos y mentales. "El uso extendido y excesivo de ordenadores, videojuegos, iPods, iPads y smartphones, especialmente BlackBerrys e iPhones, invaden lugares de trabajo, vida privada, prácticas de entretenimiento y tiempos de espera. A cada instante hacemos un uso gradual y muchas veces sin freno de estos dispositivos, ante los cuales invertimos nuestra salud física y psicológica, sin advertir que pueden tener consecuencias irreversibles", indican los expertos.
Desde IMF Business School, especialista en profesionales on-line, alertan sobre la incidencia de la infobesidad, un trastorno que crea gran dependencia y describen sus síntomas con el fin de evitar caer en lo que algunos expertos consideran ya una epidemia. Sus síntomas son fuerte estrés, angustia, ansiedad y frustración ante el exceso de información. Quien padece esta enfermedad se ve inmerso en un bucle ansioso por leer, abrir correos, categorizarlos, contestarlos, que acaba desembocando en un caos de estrés y frustración que impide gestionar el correo con normalidad, aseguran. Thierry Venin, investigador del CNRS, indica que "la urgencia sucede a la urgencia". "Tan pronto recibimos un e-mail hay que responderlo. Además, cuando tenemos un minuto libre vamos al buzón para ver si hay algo nuevo", subraya.
exceso de información
"Es un verdadero sufrimiento"
Esta patología, conocida en inglés como information overload, constituye un "verdadero sufrimiento, pues pone a la gente en situación de angustia constante, inquietud y frustración", explica Caroline Sauvajol-Rialland, catedrática de la Universidad Católica de Lovaina, una de las estudiosas de este nuevo fenómeno. Y es que el crecimiento de la denominada infobesidad es tal que se han comenzado a impartir cursos y seminarios sobre cómo ser capaces de gestionar el exceso de información, sin ser víctimas del estrés y de la angustia que ello supone.
Además, la lista de nuevos síndromes asociados con la tecnología va in crescendo, desde la wiititis (músculos y miembros atrofiados por exceso de juego en la videoconsola Wii) hasta el burnout (o síndrome de la fatiga crónica), pasando por fatiga visual, dolor de espalda, síndrome mouse (síndrome del túnel carpiano), problemas gástricos, obesidad, insomnio o síndrome de la vibración fantasma (¿tengo una llamada?). Todo ello sin olvidar dolencias ya clásicas como tendinitis, contracturas, los daños derivados de adoptar malas posturas con dispositivos portátiles o las migrañas. Por no citar la tensión ocular o el denominado pulgar antigadgets.
Problemáticas que ocasionan muchas horas de bajas laborales. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estos padecimientos provocan pérdidas de hasta un billón de euros ya que el 20% de los trabajadores ha sufrido en algún ocasión estrés debido a una enfermedad tecnodigital.
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