Un portugalujo que triunfó en Sevilla
Bilbao. José María Busto, quien fuera el portero del Sevilla FC que se proclamó campeón de Liga en 1946, única que posee el equipo andaluz, falleció el pasado 27 de mayo en Sevilla a los 87 años víctima de una trombosis pulmonar, informó el club hispalense. Busto era el último representante del equipo que se coronó campeón de Liga en la campaña 1945-46, que consiguió con él también una Copa y es uno de los cuatro futbolistas que han sido distinguidos con el Dorsal de Leyenda de la entidad sevillista.
Nacido en Portugalete el 12 de noviembre de 1924, las cartas del destino tal vez invitaban a pensar en una carrera deportiva exitosa en el Athletic. Pero la historia de José María Busto tuvo un cambio de guión que hizo su trayectoria poco previsible. Fue testigo de la época más prodigiosa del Sevilla FC en el siglo XX, jugando 16 temporadas, desde 1942 hasta 1958, en las que conquistó una Liga y una Copa, convirtiéndose en uno de los mejores guardametas de su tiempo. Nunca un portero jugó tantas campañas en Nervión ni disputó tantos encuentros, ni más ni menos que 339, con más de 30.267 minutos en su haber, según el Sevilla FC.
Pero su historia comienza mucho antes, en el Baracaldo Altos Hornos, equipo al que había llegado tras dejar los juveniles del Athletic. Busto se hacía un nombre en Bizkaia y el ojo de halcón de Pepe Brand lo llevó al lugar que le hizo grande. Brand llegó a un acuerdo con el padre de Busto, que dio su palabra y la mantuvo hasta el final, pese a una intentona última del Athletic, que lo quiso incorporar cuando el joven arquero tomaba rumbo hacia Sevilla.
Cuando llegó, Busto tenía el reto de solapar la leyenda de Guillermo Eizaguirre, conocido popularmente como El ángel volador, un futbolista carismático del Sevilla de la época. Y Busto, sin que nadie lo esperara, sobrevoló las hazañas de Eizaguirre. De extraordinarios reflejos y una sobriedad envidiable, el meta vasco no tardó en consolidarse en los tres palos, haciendo olvidar a su gran predecesor.
Muy bueno en el mano a mano, con magnífica salida y mucha anticipación, aportó tranquilidad atrás al equipo que dirigía Ramón Encinas, que en la campaña 45-46 se coronó campeón de Liga. Busto; Joaquín, Villalonga; Alconero, Antúnez, Eguiluz; López, Arza, Araujo, Herrera y Campos. Ese era el equipo que el Sevilla puso en liza el inolvidable 31 de marzo de 1946 en Les Corts.
días de gloria El fútbol le reservaba más días de gloria, al mítico arquero vasco. En 1948 se proclamó campeón de Copa, ante el Celta de Vigo. Fue subcampeón de Liga en la 50-51, perdió una final de Copa en 1955 e incluso debutó con la selección española b el 30 de mayo de 1954. En varias ocasiones fue convocado con la selección nacional absoluta, pero la inconmensurable figura de Ramallets eclipsó sus posibilidades de ser titular.
Una vez colgadas las botas, Busto se convierte en seleccionador juvenil de la selección andaluza de fútbol, que hizo campeona de España. Al final de la campaña 62-63 coge las riendas del equipo y consigue evitar el descenso. En la siguiente campaña asume el mando del Sevilla Atlético, para después dejar el fútbol y dedicarse al mundo de los negocios.
José María nunca se marchó de Sevilla, concretamente de Triana. Allí llegó, estableciéndose en sus inicios en los altos de Casa Ruiz, en la conocida esquina Cuesta, junto a la Peña Trianera… Y allí, a la orilla del Guadalquivir, ha seguido hasta su muerte. El 18 de noviembre de 2009 el Sevilla FC hizo justicia con él, otorgándole la distinción del Dorsal de Leyenda.
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