Zeanuri. Todos los aspectos de la vida de Basilio Etxebarria fueron originales. Desde su profesión hasta sus aficiones pasando por los amigos a los que tanto cuidaba hasta que falleció a los 86 años de edad.

No en vano este vecino de Zeanuri era pastor de un rebaño de ovejas que dirigía con garbo por el Gorbea, gustaba de visitar museos y leer todo lo que caía en sus manos y frecuentaba a grandes conocidos como el futbolista Piru Gainza o los políticos Sabin Intxaurraga o Juan Mari Atutxa.

"Lo único que no se le puede llamar es mediocre", reconoce su sobrino, Imanol Atutxa, quien guarda un gran recuerdo de un tío al que siempre animaba a seguir cultivando el intelecto. Así lo hizo Basilio, especialmente durante su etapa de madurez. Era "polifacético, sensible, viajero, original e interesante", asegura Imanol.

Y todo ello sin descuidar ni un momento a su rebaño compuesto por alrededor de cien ovejas a las que cuidaba para que nunca les faltara de nada, según cuenta su hermana Simona. "Le estoy viendo ahora mismo. Alto, con un cuerpo imponente, subiendo el puerto de Barazar sin esfuerzo, a grandes zancadas, sólo ayudado por su palo de pastor", rememora.

Basilio comenzó este trabajo con tan sólo trece años, en unos tiempos de posguerra que la familia vivió con muchos apuros tras el asesinato de su padre. "Mi madre nos sacó de casa para ponernos a salvo. Mientras, mi padre se quedó con las vacas en casa. Cuando volvimos, ella tuvo que sacar adelante a seis niños. Fue muy difícil", destaca Simona.

Innovó en el pastoreo Con los años, Basilio fue labrándose un nombre dentro del mundo de la ganadería sin olvidarse de mantener su "maravillosa" huerta. Y es que ayudaba en todo lo que podía en los esfuerzos de la Diputación por mejorar la raza. Viajaba incluso a Navarra para importar carneros que le ayudaran en esta labor. Tanto sabía sobre el tema que incluso hacía de juez en concursos de ovejas, como el que se celebra en Oñati.

Esta faceta innovadora era combinada por Basilio con su ansia por saber del mundo. Según su sobrino, aunque nació y vivió sus 86 años en el mismo caserío de nombre Beretxikorta, este pastor no sólo salió de Zeanuri multitud de veces sino que viajó por todo el Estado conociendo cada rincón, monumento u obra de arte que encontrara en el camino.

"Era curioso verle con las ovejas y que te dijera que quería volver a Madrid a visitar el museo del Prado", rememora Imanol. No había estudiado puesto que de niño no tuvo oportunidad al igual que su hermana Simona que tuvo que marcharse de la escuela que tanto le gustaba, para ganar dinero sirviendo en casas de los pudientes. No obstante, esta realidad no hizo que Basilio abandonara su interés por la cultura hasta que "se convirtió en todo un fenómeno", tal y como reconoce su hermana. Tanto arte guardaba en su cabeza que compuso poemas casi hasta la fecha de su fallecimiento, el pasado 18 de agosto. Quizá por ello, Basilio lograba "conquistar" a todo a quien dirigía sus palabras. "Era muy sensible y tenía la capacidad de cautivar a las personas", explica su sobrino.

"Todos tenemos cosas malas pero la verdad es que las de Basilio no eran muchas", alaba Simona. De hecho, todo el mundo le recuerda porque siempre tuvo una mano tendida para aquel que lo necesitara.

Gracias a esta virtud, aunque Basilio fue soltero toda su vida, nunca estuvo solo. Incluso en la posguerra salía a recibir a todo vecino que escapara por el monte.

Ayudó incluso a Piru Gainza que se negó a irse concentrado con el Athletic a La Rioja porque "él era muy nacionalista". Así, en vez de irse tan lejos se subió al Gorbea donde compartió grandes momentos con Basilio que, años después, era quien visitaba a su amigo en su Basauri natal.

Amigo de Piru Gainza "Íbamos al bar Baskonia a ver a un Piru ya enfermo que le echaba la bronca a mi tío por haber bajado del monte", cuenta Imanol. "¿Para qué vienes hasta aquí? ¡Con lo bien que se está en el Gorbea!", le decía el futbolista al pastor a la par que éste respondía: "Si Mahoma no viene a la montaña..."

Tan amigos se hicieron a partir de anécdotas como ésta que, cuando Piru colgó las botas, Basilio llevó sus ovejas "con el perro y todo" a San Mamés para brindar un sentido homenaje a uno de los mejores futbolistas que ha tenido el club bilbaino.

No fue la única vez que este pastor llevó a su ganado hasta la capital vizcaina. Y es que, a pesar de su absorbente modo de ganarse la vida y sus múltiples aficiones, Basilio sacaba tiempo cada año para trasladar a sus ovejas hasta Bilbao para participar en la cabalgata acompañando a los Reyes Magos.

"Mi tío fue una persona feliz y así logró hacer feliz a muchísima gente", elogia Imanol.