Guk euskaraz? Bai, yes, ja, aiwa...
El aprendizaje de euskera en inmigrantes e hijos de extranjeros crece de manera espectacular
Yuka, una filóloga inglesa nacida en China, acudía a la Escuela de Idiomas de Deusto para sacar el PL1. A la hora de hablar con su compañera de pupitre, la profesora de informática bilbaina Leire, o con la irakasle, tenía que hacerlo en inglés, pues apenas sabía castellano. Leire cuenta cómo Yuka tomaba notas ad hoc en una libreta para comparar las raíces eusquéricas y chinas: "Era metódica hasta decir basta", recuerda esta deustoarra con varios apellidos vascos. Del mismo modo, actualmente la japonesa Ai acude a las clases de euskera gratuitas organizadas por Ipes (Instituto para la Promoción de Estudios Sociales) y se tiene que expresar en inglés cuando no entiende algo (está aún en el nivel básico). Vive en Bilbao con su pareja, un británico profesor de la lengua de Shakespeare...
El paisaje intercultural avanza a pasos agigantados en Euskadi. De una población con una inmigración fundamentalmente estatal durante décadas, la explosión de la migración internacional llena de colores las calles mediante los diversos ropajes y tonos de piel de los nuevos viandantes... Esto se traduce en un estadio más allá: con lo difícil que resulta el euskera cuando no se ha convivido con él ni un minuto, el director de Inmigración del Gobierno vasco, Miguel González, indica a DEIA que en los cinco años que lleva en funcionamiento el programa AISA (de cursos de euskera para inmigrantes adultos) "hoy las cifras se han multiplicado por cinco" y "la demanda de aprendizaje de la lengua vasca entre inmigrantes ha crecido de forma considerable".
Así, este fenómeno sociológico está resultando extraordinario, sobre todo si nos detenemos en el modelo B y, muy especialmente, en el D, plagado de menores de todos los pigmentos de piel que se puedan imaginar, en un ritmo imparable que va in crescendo. Una nueva sociedad multirracial está tejiéndose día a día, y para la elaboración de este reportaje hemos conocido a niños y niñas de orígenes diversísimos que se impregnan de la cultura euskaldun, pese a que la mayoría de sus padres no ha podido o les cuesta euskaldunizarse. A veces, sus progenitores ni siquiera hablan castellano. En varios casos consultados, los propios niños traducen a sus padres del euskera sus deberes, para que les puedan ayudar a resolverlos.
Así le ocurre a Auda, una avispada pequeña de padres argelinos y cosmopolitas, si bien mantienen las costumbres de su país de origen (lectura del Corán, visita asidua a mezquitas, ramadán...). Nacida en Euskadi hace seis años y residente en Bilbao La Vieja, Auda está encantada con sus amiguitos del colegio de Miribilla, donde estudia íntegramente en euskera. Aunque se comunica en árabe y en francés con sus padres, y recita el Corán como nadie, Auda asegura sin dudarlo que "euskera nahiago dut" (prefiero el euskera) y que "hemengoa naiz, ez Argelekoa" (soy de aquí, no de Argel). Y es que esta pequeña, modelo de interculturalidad, de Argel prefiere las playas y dice que en el futuro le gustaría ser médico. Mientras, va traduciendo sus deberes a sus padres y combina las clases de txiki-ritmo, en compañía de sus diez amigos euskaldunes, con sus abluciones y rezos.
El colegio de Miribilla es el heredero del de San Francisco. Al ser un centro relativamente nuevo, va observando estas transformaciones multiculturales curso tras curso (al ir subiendo los niños de nivel). Cerca, el de Atxuri también cuenta con modelo D, frente al de Mugika (Casco Viejo), que no dispone de él. Por tanto, los dos primeros son los que absorben la demanda de un Bilbao la Vieja donde siempre se ha larvado de forma destacada la inmigración internacional de la capital vizcaina.
euskaldunes, en la "ikas"... Larissa y los hermanos Valen y Maxi son hijos de dos argentinas porteñas. Lari -como la llaman sus amigos- llegó con cuatro años a Bilbao y ahora tiene diez. El primer día de clase en el modelo D se inhibió tanto, porque no entendía el idioma, que ni se atrevió a preguntar por el baño. "Todos hablaban en euskera, y decían cosas como nolazaude, kaixo, etcétera. Yo no decía nada. Luego, en casa, ama me explicó que podía preguntar en castellano y ya nunca he tenido más problemas", relata esta pizpireta morena de ojos despiertos.
Larissa es, junto con Valen -que está en modelo B- otro ejemplo de niños, hijos de inmigrantes que traducen a sus padres sus deberes para que les ayuden a hacerlos. "Ella misma ha pedido seguir estudiando en modelo D", explica Stella, su madre. ¿Por qué, sin saber euskera, sus padres la metieron en el modelo D? "Nos interesaba que aprendiera bien, pues lo veíamos como una herramienta de integración para ella", aclara Stella. Lari y Valen, que son amigos a través de sus madres -Valen tiene ocho años-, tienen, diríamos, el cerebro compartimentado. Así, Larissa apunta, después de pensárselo, que se siente "euskalduna" cuando está en la ikastola, y "Argentinakoa" cuando va a ver a sus abuelos a Buenos Aires, aunque a veces en casa, en Bilbao, también. Lo que más le gusta del euskera es el an-tzerki, y cada vez que puede participa y lo ve, o juega y escenifica en ratos libres con su buena amiga Sofi, también hija de porteños.
Por su parte, Valen fue a las Hijas de la Caridad de Begoña porque sus padres vivían cerca del centro. Lo que más le gusta del euskera son las canciones, confiesa. En cambio, no suele hablar en euskera con Lari. Valen menciona a sus compañeros colombianos Evelyn y Alejandro, mientras Lari recuerda a Ahmed, quien traducía a su madre, ataviada con velo, pues ella no sabía ni castellano.
En el caso de Ana, madre de Inti y de Kensly, suele comunicarse en quechua con su pareja. Nacidos en Ecuador y vendedores ambulantes desde hace cinco años en Bilbao, decidieron que Inti -"lau urte ditut", dice mostrando cuatro dedos de la mano- podría disfrutar mejor de los dibujos si aprendía euskera. Para su sorpresa, el pequeño ha cogido al vuelo la lengua autóctona vasca, por delante de su hermano mayor. Con nombre de sol, travieso y pelo negro y brillante, Inti no duda en afirmar en la entrevista, mientras come habas secas, que él habla "euskeraz lagunekin" (con los amigos). Según su madre, "se adaptan bien, no se han quejado, aunque los primeros días no querían venir al colegio", narra.
Los consultados estiman que la adaptación a otra cultura hace de estos niños chavales muy despiertos. De hecho, suelen incorporarse a mitad de curso o en grupos que ya llevan años conviviendo, de modo que no les queda otra opción que estar atentos... Sí detectan que hablan más en euskera en el aula que fuera de ella -"a veces juegan en el patio en castellano", observa Stella-. Con todo, en el centro de Uribarri, al que acude Larissa, "ha subido el número de alumnos inmigrantes, pero los resultados académicos están siendo muy buenos, así que los padres oriundos que estaban preocupados ya no lo están", narra Stella, quien resalta que "ahora hay todo un plan de acogida, con una profesora de apoyo lingüístico y un dinamizador socio-cultural".
puente de "inclusión" Desde 2004, la Dirección de Inmigración del Gobierno vasco y el Instituto de Alfabetización Habe vienen promoviendo el programa AISA, con el que se imparten nociones básicas de euskera y su entorno sociocultural, en pueblos y ciudades de Euskadi. En cinco años, la demanda se ha quintuplicado y las clases funcionan a menudo como introducción "para luego acudir a dominar el idioma en las academias convencionales", retrata para DEIA Miguel González.
AISA comenzó oficialmente a finales de 2005, tras firmar ambas entidades un convenio, que desde entonces se ha ido renovando cada año. Su objetivo es "llevar el euskera a cada vez más personas inmigrantes adultas, dado que la demanda de aprendizaje de la lengua vasca entre inmigrantes ha crecido considerablemente", subraya González. Las cifras hablan por sí mismas: cuando el programa echó a andar en 2004, se formaron 9 grupos con algo más de 100 alumnos. La evolución ha sido constante: en el curso 2004-05, hubo 137 alumnos; en el siguiente, 325; en 2006, el número ascendió a 390; en el siguiente año, a 483, para alcanzar en el 2008-09 los 729 alumnos, nada menos.
El programa abarca a personas procedentes de más de 50 países, y en este lustro les "ha aportado una base sociolingüística para su integración". Un 65% de sus alumnos proceden de Latinoamérica, un 15% son de Centroeuropa y Portugal, un 15% de África y el 5% restante, de otros lugares.
Para la Dirección de Inmigración siempre se ha considerado que "el aprendizaje de una de las lenguas vehiculares de la actividad social, económica y cultural vasca es un factor tan paulatino como determinante para la inclusión de las personas extranjeras en la sociedad que les acoge. Por eso AISA funciona como un instrumento de iniciación, que sirve a quienes vienen de otros países para familiarizarse con palabras y frases básicas del euskera y su entorno sociocultural, como la numeración, los saludos o las comidas", enumera González.
Así, AISA está concebido como un programa puente hacia los cursos convencionales de los euskaltegis. Habe confirma que en los últimos ocho años el número de extranjeros adultos que estudian euskera en cursos ordinarios de euskaltegis se ha triplicado. "Buena parte de esas personas tuvieron su primer contacto con el euskera a través de AISA", explica Miguel.
En el caso de las gau eskolak gratuitas, asistimos a toda una torre de Babel: en la clase del nivel mas bajo de Bilbao la Vieja, el irakasle Urtzi pregunta en euskera a la japonesa Ai si ella es Ali (su compañero de Senegal), y éste le tira una pelotita al ingeniero alemán Stiffen para que siga con las presentaciones. El teacher londinense Marvin, de padres jamaicanos; Ali, cuyos "colegas son euskaldunes", por lo que quiere hablar como ellos; los salvadoreños David y Gloria... Todos ellos, y sus vivencias, muestran que no todo es lo que parece. Muchos vinieron por amor, y se quedaron; otros son curiosos o están de paso; sus niveles adquisitivos son diferentes... Pero todos entonan, en un crisol multicolor, el Guk euskaraz.
Más en Actualidad
-
La policía de Barakaldo salva la vida a un hombre tras una pelea por trapicheo de drogas
-
India y Pakistán pactan un alto el fuego tras los ataques cruzados de los últimos días
-
El Papa confirma que eligió su nombre por León XIII y su 'Rerum novarum'
-
Roban los balones colocados en el ascensor de Metro Bilbao en Indautxu