Los piercings orales pueden provocar lesiones en las encías y en los tejidos duros y blandos, además de la normal inflamación en la zona perforada hasta el sangrado.

Para la fundadora y directora de P&P Clinic, Patricia Palma Maldonado, “muchas veces al realizarnos un piercing solo pensamos en el resultado estético. Sin embargo, es muy importante que nos paremos a pensar también cuáles pueden ser sus consecuencias en nuestra salud bucodental”.

Los principales riesgos que se dan en los dientes son las fisuras y la abrasión. “Estas pueden producirse por un continuo choque del metal con el esmalte, llegando a la pérdida del mismo. Si la capa externa dura de los dientes se agrieta y se continúa profundizando, otro de los riesgos es que se alcance el tejido pulpar, los vasos sanguíneos y los nervios, dejando a los dientes totalmente expuestos”, ha detallado la doctora.

Otra lesión bucodental que puede producirse por la colocación de un piercing es la alteración en la pigmentación de las piezas, provocada por la corrosión de los metales de los que está fabricado el piercing. “Las encías también pueden verse afectadas, sobre todo en casos de piercings labiales o los piercings smile”. 

Pero sin duda, una de las consecuencias más serias para la salud bucodental es la lesión gingival, que sucede cuando el margen de la encía se retrae de la corona del diente. Esta afección es muy preocupante ya que provoca una sobreexposición de las piezas dentales, aumentando el riesgo de ginigivitis y dejándolas más expuestas a posibles infecciones periodontales”, ha argumentado Palma Maldonado.

 Sumado a lo dicho hasta ahora, la especialista añade que esta moda también afecta a la oclusión o mordida, ya que el piercing puede alterar la fuerza que se ejerce con la lengua y esto modificar la posición de los dientes. 

Además, informa que otro de los riesgos es que, dependiendo donde esté colocado, puede impedir a los profesionales hacer un diagnóstico oral completo al obstruir la anatomía bucal.

 Para evitar los daños causados por el piercing oral, la doctora también ha aconsejado “extremar” la higiene bucodental, ya que este cuerpo extraño puede facilitar la acumulación de placa y restos de comida; que el metal del piercing sea de buena calidad; y visitar al odontólogo con regularidad, para tener un mayor control de la salud oral. “Una vez el daño ya está hecho, existen ciertos tratamientos que pueden repararlos y dejar nuestra sonrisa como siempre o incluso, mejor”, añade.

“Gracias a la colocación de carillas dentales, láminas de composite o porcelana, podemos modificar tamaño, color, forma y cubrir cualquier fractura provocada por el piercing de una manera sencilla”, ha zanjado.