Con los primeros fríos del otoño llegan los resfriados, catarros y gripes y, aunque no está de más ir al médico para que nos eche un vistazo y descartar cualquier tipo de complicación, lo más probable es que no nos recete ningún medicamento. 

Los antibióticos resultan ineficaces para combatir este tipo de virus que, sin embargo, encontrarán en los tradicionales remedios de las abuelas su más duro rival.

Sus sabios consejos basados en la experiencia y sus soluciones caseras elaboradas siempre con productos naturales han ido pasando de generación en generación y resultan muy útiles tanto para protegernos y reforzar nuestras defensas, como para aliviarnos los síntomas de la enfermedad si ya nos ha atrapado el virus.

Un hombre a punto de estornudar. Freepik

Algunos de los consejos y remedios de nuestras sabias abuelas son:

1- Bebe mucha agua. Mantener una buena hidratación te ayudará a eliminar la mucosidad, te aliviará el dolor de garganta y te repondrá los líquidos que hayas perdido con la fiebre.

2- Toma alimentos calientes. Leche, verduras, cremas, sopas y caldos calientes reducen la inflamación de las mucosas de la nariz, la garganta y los pulmones, aliviando los síntomas del resfriado. La sopa de pollo es uno de los remedios caseros más reconfortantes.

3- Prepara sopas de ajo y de cebolla. El ajo y la cebolla ayudan a prevenir infecciones por su alto contenido en vitaminas, minerales y fitonutrientes, y tienen abundantes efectos antibacterianos y antivíricos.

4- Come platos de cuchara. Un buen plato de lentejas, garbanzos o alubias con verduras de temporada nos ayudará a mejorar nuestras defensas y nos aportará mucha energía.

5- Bebe leche con miel. Si lo tomas por la noche, el aminoácido triptófano de la leche te ayudará a tener un sueño reparador, y la miel, con sus efectos antibacterianos y antivíricos, suavizará tu garganta si tienes dolor o infección.

Un vaso de leche junto a un tarro de miel. Freepik

6- Toma miel con limón. Calienta miel y añádele el zumo de un limón. Tómalo en ayunas o como jarabe para la tos y la congestión nasal. Además, ambos tienen propiedades bacteriostáticas y aumentan las defensas.

7- Bebe infusiones contra los escalofríos. Añade canela, agua caliente y miel a un zumo de naranja y conseguirás estimular la transpiración y así aliviar los escalofríos. Las infusiones de tomillo calman los escalofríos y la sensación de fiebre.

8- Haz gárgaras con agua y bicarbonato. El bicarbonato limpia y elimina el medio ácido preferido por las bacterias.

9- Échate gotas de agua con sal en la nariz. Añade a una taza de agua tibia un cuarto de una cucharilla de sal marina sin yodo y un cuarto de cucharilla de bicarbonato. Aplica con un dosificador un par de gotas en cada fosa nasal para descongestionarlas.

10- Haz vahos. Los baños de vapor alivian la congestión nasal y la sinusitis, y despejan las vías respiratorias. Utiliza hierbas depurativas como eucalipto, menta, tomillo, melisa, salvia o canela.

11- Usa cebolla contra la tos. Parte una cebolla por la mitad, añádele un poco de agua y azúcar y colócala cerca del cabecero de la cama. Los vapores que genera este compuesto te ayudarán a calmar la tos por la noche.

Un recipiente con cebollas. Freepik

Aunque no se trata de pócima mágicas, estos remedios caseros te ayudarán a protegerte o a sobrellevar mejor este tipo de dolencias que, aunque no son graves, sí que generan mucho malestar.  

Otros consejos


  • Utiliza un almohada extra. Colócate una almohada extra bajo la espalda para aliviar la congestión. Elevar ligeramente la cabeza, promoverá el drenaje de las fosas nasales bloqueadas.  
  • Pon la calefacción a menos de 20 grados. Pasar de lugares muy cálidos al frío de la calle nos hace más vulnerables a las infecciones. Además, si estamos abrigados y sudamos, al exponernos a temperaturas más bajas hará que nos enfriemos.
  • Date baños calientes. Te ayudarán a aliviar los dolores musculares derivados de los enfriamientos, sobre todo si le añades al agua aceites esenciales de nuez moscada o jengibre.
  • Cuida el vestuario. Vestir a capas, es decir, llevar varias capas de ropa que puedas quitar y poner con facilidad, te ayudará a estar siempre a la temperatura correcta. No olvides cubrir las zonas de tu cuerpo más expuestas al frío con gorros, guantes y bufandas.