NO queda mucha esperanza de que la diplomacia ponga fin a la agresión rusa sobre Ucrania. La prolongación de la política por otros medios, como describía Von Clausewitz la guerra, se ha asentado en esta fase del conflicto territorial heredado de la tradición zarista y soviética de colonizar con población rusa todos los territorios que se incorporaban al imperio. Lo que la cohesión a la fuerza no ha logrado en materia de convivencia, la diferenciación sociopolítica, el encastillamiento cultural y su utilización geoestratégica ha acabado por llenarlo de sangre. Hoy toca decidir la calidad de las armas que se le dan a Ucrania para defenderse. El cálculo consiste en cómo conseguir que Kiev gane la guerra sin que Putin note que la pierde por culpa de Occidente, lo que es un imposible. Al presidente ruso no le puede sentar a la mesa de diálogo nada más que la perspectiva de una derrota o una contestación interna propia de las democracias. Esto no va a pasar porque la Rusia de Putin no tiene nada propio de las democracias. Para que la guerra, la muerte de los soldados rusos que engrosan las fuerzas con un arcaico sistema de levas, tenga un coste social tiene que haber una articulación social, una posibilidad de contestación civil que hoy es ciencia ficción en el país que dirige el antiguo agente del KGB. Así que el efecto Vietnam que tuvo que encarar Nixon no se va a repetir. Llegados a este punto y tras las experiencias de las dos guerras en Irak, la de Siria, Afganistán y los conflictos locales en media África, no queda nada de la expectativa del nuevo orden mundial post guerra fría. Y solo han pasado 30 años de su formulación. Encaramos un período de inestabilidad que ya no puede atribuirse al antagonismo de sistemas económicos porque esa batalla la ganó el capitalismo, como bien saben en China. El otro, el eminentemente político; el de democracia versus totalitarismo, sigue activa y pasa por esa fase que describía Von Clausewitz. Vegecio –que no Julio César– convenció a demasiada gente con su si vis pacem, para bellum.