No suele ser lo habitual e, incluso, sorprende de puertas afuera. Pero la realidad muestra un retrato un tanto borroso. El Sestao River, que el pasado 23 de abril certificó un brillante ascenso directo a Primera RFEF, y el Gernika, que se ha quedado con la miel en los labios al no superar el último fin de semana la primera eliminatoria del play-off a esa misma categoría, no han cerrado aún sus respectivos proyectos para el curso venidero, ya que ninguna de las dos entidades se han asegurado la continuidad de sus entrenadores. Una demora que tiene sus matices. En el caso del club verdinegro, la incertidumbre es hasta sangrante cuando han pasado seis semanas de la consecución de su éxito y porque, sobre todo, ha emergido un enfrentamiento contractual con Carlos Lasheras, su director deportivo, que le impide tomar decisiones deportivas, entre ellas las de renovar a Aitor Calle en el banquillo. En el caso del conjunto foral, su situación es diferente a la del River, ya que ha cerrado la competición hace tres días, cuando cayó eliminado ante el Real Avilés, y Aitor Larrazabal ha pedido a la Junta Directiva que preside Koldo Zabala un poco más de tiempo para responder si acepta o rechaza la oferta de renovación que tiene sobre la mesa.

La inquietud, en este sentido, es mayor en el Sestao. Ángel Castro, su presidente y que afronta su novena campaña al frente de la entidad de Ezkerraldea, se ha encontrado con el inesperado revés de la decisión de Lasheras, señalado como el constructor del proyecto que ha derivado en el ascenso a la tercera categoría estatal, de dejar su cargo, momento en que surgen lecturas opuestas respecto al contrato firmado por el de Beasain, que entiende que finiquitaba este 30 de junio, análisis que no hace la Junta Gestora de Castro, que considera que se extiende una temporada más. Así las cosas, el desencuentro es evidente, con lo que el club y el aún director deportivo negocian la rescisión, una negociación que tildan “como delicada y no fácil” desde el Sestao River, que no quiere dar más datos a la espera de llegar a un acuerdo que se demora en el tiempo. El guipuzcoano, que tampoco quiere de momento dar explicaciones, no acude a su despacho desde hace varias fechas y las informaciones apuntan a que se habría comprometido para liderar el proyecto de la UD Logroñés, que ha descendido a Segunda RFEF y en la que ya ejerció como máximo responsable deportivo entre 2018 y 2021. La urgencia es evidente en el Sestao, que necesita asegurar el nombre de su director deportivo para conocer quién será el inquilino del banquillo. El club espera la continuidad de Aitor Calle y este también quiere seguir, pero será el jefe del área deportiva el que decida, lo mismo que el entrenador. No en vano, se requiere una buena química entre ambos para que sea viable esa bicefalía.

Más calma en el Gernika

La polémica no se da, por su parte, en el supuesto del Gernika, que, pese a su K.O. ante el Real Avilés, ha completado una muy buena temporada, como así lo cree su Junta Directiva que ofreció semanas atrás la renovación a Aitor Larrazabal tanto si lograra el ascenso a Primera RFEF como si no lo hiciera. El hecho de meterse en el play-off, eliminar al Leganés en Copa y asegurarse de nuevo una plaza en esta última competición son argumentos suficientes para valorar el recorrido del conjunto foral, al que el técnico loiuztarra ha pedido unas días extras para meditar sobre su futuro, que podría conocerse el sábado, cuando la entidad pone fin al curso con una comida entre todos los estamentos.