TODOS los focos y los flashes apuntaron a Iñaki Williams al término del encuentro. No es para menos, ya que su certero remate de cabeza en el minuto 93 del partido clasificó al Athletic para las semifinales de Copa. La grada liberó entonces toda la tensión acumulada, que no fue poca, en un encuentro que el conjunto rojiblanco nunca dio por perdido pese a las dos embestidas que sufrió en las botas de Antoine Griezmann y Leo Messi en la segunda mitad y que a punto estuvieron de enviar al Athletic a la UVI. Por suerte, las cornadas fueron solo superficiales y no requirieron puntos de sutura. Aparecieron, salvadoras, las piernas de Unai Simón, el hombre milagro de ayer -casualidades de la vida, cuando Kepa Arrizabalaga atraviesa su peor momento deportivo-, y mantuvo con vida al Athletic. Sus dos intervenciones bien valen un pase a la semifinal, como el tanto de Williams, pero no puede pasarse por alto el desempeño de la zaga. Salvo en acciones muy puntuales, el entramado defensivo, con Unai Núñez erigido en el gran protagonista, rozó la perfección.

El Barça, a pesar de contar con Messi, el único futbolista azulgrana capaz de cortocircuitar el plano ataque de su equipo, se enredó en la tela de araña que Gaizka Garitano dibujó en la pizarra y que sus hombres tejieron a base de esfuerzo y fe. Porque hay que tener mucha fe para confiar en que el Barcelona será incapaz de hacer gol con el elenco de futbolistas que tiene en su plantilla. La suerte, tan necesaria en citas señalas, como la de ayer, también hizo acto de presencia. A San Mamés solo le faltó la lluvia, porque el resto de ingredientes de una noche épica, entre ellos la garra y la entrega, tan características de este club, la escenificaron todos y cada uno de sus futbolistas.

Destacó por encima de todos Núñez, pero para nada desentonaron en labores de contención Iñigo Martínez, Yeray Álvarez y los dos laterales, Ander Capa y Yuri Berchiche. Y qué decir de Dani García... El desempeño de todos ellos con el balón en los pies fue otra cosa, bien distinta, pero qué más da. Lo importante lo bordaron, o casi. En una temporada complicada a nivel deportivo para Núñez, al que no le queda otra más que asumir su rol de tercer central de la plantilla y tratar de aprovechar los minutos que de vez en cuando le da Gaizka Garitano, anoche le tocó bailar con la más fea, Messi. Ubicado en el centro de una defensa compuesta por tres centrales, Núñez fue por momentos la sombra del astro argentino, el único capaz de superar las líneas bien armadas del Athletic. Hormigón armado. El portugalujo evitó un gol cantado de Ansu Fati en la misma línea de gol en el minuto siete del encuentro, que de entrar podría haber cambiado el desenlace del choque. Ágil en el corte, evitó males mayores para su equipo en un buen puñado de acciones, en las que por lo general se citó con Messi, e incluso se atrevió a unirse al ataque en una acción que acabó en córner.

Si buenos fueron sus primeros 45 minutos, su rendimiento tras la reanudación rozó la excelencia. Núñez se multiplicó a la vuelta de vestuarios. Sobrio, muy concentrado y sin contemplaciones, volvió a sacar un gol bajo la línea, en este caso tras un extraño error de Simón. Pero el portero se rehizo rápido y con muy buena nota de su fallo, ya que en las contadas ocasiones en las que el Barça pudo superar a la defensa rojiblanca, se topó con la enorme figura del alavés, que crece a pasos agigantados.

más protagonistas Iñigo Martínez, escorado al perfil izquierdo, volvió a tirar de galones en defensa. El elevado coste de su fichaje se compensa con noches como las de ayer, en las que se mueve como pez en el agua. Rápido al corte, se anticipó a su par en muchísimas ocasiones. El de Ondarroa fue constante en su actuación, no así Yeray, que creció según avanzó el partido. Al de Barakaldo se le notó algo incómodo en la salida de balón e incluso se precipitó al zancadillear a Messi en la frontal del área a las puertas del descanso. Por fortuna, la cosa no pasó a mayores. En la segunda mitad se encontró más cómodo.

Como Iñigo, Dani García también ofreció un rendimiento constante. Siempre atento, fue en muchas ocasiones el primer futbolista en tratar de parar a Messi. Acabó tieso, con calambres, pero su ciclópeo esfuerzo mereció la pena.

Más grises que de costumbre en ataque, Yuri y Capa entendieron pronto que les tocaría ponerse el mono de trabajo y así lo hicieron. También Raúl García, Mikel Vesga, Iker Muniain y el goleador de la noche, Williams. A ellos se unieron durante el transcurso del choque Mikel San José, Aritz Aduriz e Ibai Gómez. Entre todos tejieron la tela de araña que atrapó al Barcelona y mandó al Athletic a semifinales.