IMADOR de extraña fama: Ni celebro ni lamento que la Justicia belga le haya vuelto a hacer una higa a la española negando su extradición. Me parece, sin más, bastante razonable que los togados de por allá arriba entiendan que lo que le quieren encalomar los correcaminos del Tribunal Supremo no es un delito castigable con la cárcel. Hasta ahí, de cine. Otra cosa es que haya memos que estimen la rehostia de la libertad creativa su colección de caca-culo-pedo-pises de pésimo gusto y todavía peor ejecución músico-vocal. Deploro la persecución a la que lo someten, pero ni por el forro lo consideraré mártir de la libertad de expresión. Y mucho menos, artista. Me pregunto, por cierto, de qué vive en un país tan brutalmente caro.