Dinamarca ha movido tierra adentro el faro de Rubjerg Knude ante el peligro de ser engullido por el mar y la arena. Se trata de un edificio histórico situado frente al Mar del Norte, en la península de Jutlandia. El faro, una de las atracciones turísticas del país, que recibe cada año la visita de 250.000 curiosos, ha sido trasladado recientemente sobre raíles. Este trabajo de ingeniería tuvo lugar hace una semana. Se avanzó a unos 10 metros por hora hasta completar un total de 70, lo que ha permitido alejarlo del avance de la enorme duna que amenaza con sepultarlo o derribarlo en un plazo de diez años. El faro, que pesa 700 toneladas, no funciona desde finales de los años 60, pero se ha convertido en un imán para amantes de la naturaleza y la fotografía, además de ser un símbolo nacional.
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