bilbao - Para ella no es volver la vista atrás, no exclusivamente; es sacar músculo y dar la oportunidad a la gente que quiere formarse en el mundo de la danza.
¿Cómo se quedó cuando le dijeron que ‘Fama’ podía volver?
-Fue un auténtico shock, me dijeron que posiblemente me volverían a ofrecer este talent show. Para mí, la oferta de Fama fue como si el amor de mi vida volviera a llamar a la puerta. Fue un programa que me hizo muy feliz tanto personal como profesionalmente.
Vamos, que le dio un vuelco el corazón...
-Y que lo digas, sentí vértigo de verdad. En estos diez años las cosas han cambiado mucho, pero no sólo en la tele, en el mundo. El baile también ha cambiado. Me confirmaron que iba a presentar Fama cuando estaba en Vietnam haciendo El puente.
¿Se imaginó cómo iba a ser?
-Pensaba que debía tener un giro de madurez y eso es lo que vais a ver a partir de su estreno. Estamos hablando de un Fama global, nuestros profesores tienen un nivel altísimo. Además de versátiles, son estrellas internacionales.
La veo emocionada, ¿es usted muy bailona?
-No bailo nada bien, pero detrás de las cámaras me lo bailo todo. Hay mucha música en el plató de Fama. Las discográficas se ponen en contacto con nosotros para que pongamos sus productos. En cuanto no me enfocan, me lo bailo todo. Pero este año tengo que ser más comedida porque me acabo de romper el menisco.
Muchos pensaban que se había retirado o le habían retirado y ahora tiene dos programas...
-Ja, ja, ja? He tenido opciones de trabajo. Telecinco me ofreció Supervivientes y Vasile me puso sobre la mesa más formatos, pero formatos que yo no sé defender y renuncié. En algunos casos fue una retirada elegida, pero sí hubo otros en los que me hubiera gustado estar y no contaron conmigo.
¿Estar de parón no le producía ansiedad?
-No, para nada. Prefería observar desde casa la televisión, quise ser más espectadora que trabajadora. Creo que ha habido una involución importante para la mujer en la televisión. Ahora se está empezando a visualizar el retroceso de la mujer delante de las cámaras.
Ha habido denuncias de acoso en el mundo del cine y de la televisión en España. ¿Ha sufrido usted acoso en su profesión?
-Todas en algún momento podríamos decir que hemos sufrido acoso, pero no sólo en la profesión, también en la calle,... tener miedo a volver sola a casa; esto es algo que me diferencia de mi hermano, yo le he preguntado si él ha tenido miedo de volver solo a casa, me ha dicho que no. No sé si te acuerdas de la presentación de El puente.
Sí, se metieron con su cara.
-Eso no es acoso, es machismo y misoginia. Tuvo que ver mucho con los medios de comunicación, después de cuatro años sin hacer televisión presento El puente en Movistar+ y el titular en la mayor parte de los medios especializados fue “Paula ha cambiado de cara”. Era una crítica estética sobre si me había retocado o no.
Además, no lo había hecho?
-Tengo perfecto derecho a retocarme lo que me dé la gana con mi dinero, es mi cara y hago lo que quiero. Pero no, no era verdad. Tengo una enfermedad que se llama rosácea y hace que se inflame la cara y se ponga roja, que se llene de granitos? Una semana la tengo hinchada y la siguiente estoy normal. Sin embargo, la noticia no fue por el ámbito profesional y eso me parece muy machista.
Los hombres también se operan...
-Claro. Tengo compañeros que se operan, se ponen bótox, se quitan las bolsas, se retocan la nariz? y nunca su titular es de estética.
Antes ya habían dicho que usted se quitó alguna costilla para parecer más esbelta.
-Esa fue una noticia que dio Lydia Lozano, esa gran periodista que tiene tanta credibilidad... Corrió como la pólvora. Fue un momento en el que yo salía en biquini en la tele, no estaba en España y no pude defenderme, pero siempre me puedo hacer una radiografía y decir que era mentira.
¿No compensa hacerlo?
-Sería darles demasiada importancia a periodistas como Lydia Lozano.
¿A qué se dedicó durante el tiempo que no salió en televisión?
-A estar en el mundo, me di cuenta de que todo lo estaba viviendo desde un plató, que es como estar en un polígono industrial sin ventanas. Contemplaba otra realidad, el mundo no es cómo yo pensaba.
¿En qué sentido?
-Me he dado cuenta de las desigualdades que hay, sabía que existían pero nunca me había dado cuenta de que eran tan profundas. Ahora que tengo un atril en las redes sociales me sorprendo muchísimo. Recibo muchas bofetadas, no sé cómo puede haber gente tan ignorante, tan malintencionada? No entiendo que parezca normal el insulto, que ataquen de una manera brutal.