CASI trece años después del debut de Dory en la profundidad de los mares, el director Andrew Stanton y los estudios Pixar vuelven a sumergirla en el agua. En esta secuela, Dory vive feliz en el arrecife de coral en compañía de Nemo y Marlin hasta que una gigantesca migración de rayas atraviesa su barrio y despierta recuerdos en Dory. La pez cirujano (y con ella el espectador) visualiza una escena en la que sus padres, llamados Charlie y Jenny, la entrenan siendo poco más que un bebé para decir a los extraños que sufre “pérdida de memoria a corto plazo”.

Dory recuerda que tiene una familia que quizá la está buscando y decide ir a reencontrarse con ella junto a Nemo y Marlin. El primero enseguida se presta a ello, pero Marlin no parece muy dispuesto a viajar a la costa de California después de haber cruzado el océano en busca de su hijo. Sin embargo, deja a un lado sus temores y escepticismo para acompañar a Dory en una increíble aventura oceánica que les llevará al prestigioso Instituto de Vida Marina de California, un acuario y centro de recuperación de especies marinas.

Para encontrar a su madre y a su padre, Dory pide ayuda a tres de los habitantes más estrafalarios del Instituto: Hank, un pulpo cascarrabias que suele zafarse de sus cuidadores; Bailey, una ballena beluga convencida de que su sónar biológico está estropeado; y Destiny, un tiburón ballena corto de vista. Entre los variopintos personajes que componen esta secuela encontramos también a los perezosos leones marinos Fluke y Rudder, a Becky la gavia y a las nutrias, que se suman a otras criaturas marinas que ya aparecieron en Buscando a Nemo, como el maestro Raya o las tortugas Crush y Squirt.

El título de la película puede sorprender teniendo en cuenta que es Dory quien busca a sus padres pero en realidad tiene sentido, según ha explicado su director, porque la historia “trata de cómo Dory se encuentra a sí misma, en todos los sentidos; es un pez sensible y vulnerable y todavía tiene que descubrir su fuerza interior”.

En su versión original, la voz de Dory corresponde a Ellen DeGeneres y en el papel de su madre se reconoce la voz de Diane Keaton. En español, la humorista y actriz Anabel Alonso vuelve a ser Dory, a pesar de que en un principio hubiera noticias de que no sería así. José Luis Gil, conocido actor de Aquí no hay quien viva y La que se avecina, repite como Marlin, y Javier Gurruchaga dobla al maestro Raya.

El filme está dirigido por Stanton (Buscando a Nemo, WALL-E), codirigido por Angus MacLane (Toy story of terror) y producido por Lindsey Collins (coproductora de WALL-E) y John Lasseter como productor ejecutivo. La música corre a cargo del veterano compositor Thomas Newman (El puente de los espías, WALL·E, Buscando a Nemo).

Secuela de un clásico Buscando a Nemo ganó el Oscar a Mejor película de animación, logró un gran éxito de taquilla y se convirtió en un clásico moderno de la animación. La historia de un padre en busca de un hijo y la poesía visual de las imágenes del fondo marino lograron atrapar al espectador.

Una década después de aquel taquillazo, los estudios Pixar esperan repetir ese éxito con otra historia sobre lazos familiares y sobre la búsqueda de las raíces.

Desde la realización de Buscando a Nemo, la tecnología ha avanzado muchísimo, pero el equipo de la película ha elegido atenerse al diseño, aspecto y a la filosofía de la película original, así que han tenido que colar las mejoras.

Buscando a Dory empieza en el conocido arrecife de coral que habitan Marlin y Nemo, pero se aventura hasta llegar a la costa californiana y al citado Instituto de la Vida Marina. Así que, a pesar de que los realizadores han mantenido el estilo que diseñaron hace más de una década, también han creado nuevos y fascinantes escenarios, como los bosques de algas. La iluminación es más compleja y la fauna y la flora tienen más detalles, de modo que el espectador podrá disfrutar aún más de las maravillas del fondo marino.