Bilbao - Uno tiene la mano ligera para la pintura y el otro la mano firme para la fotografía. Y, sin embargo la sensibilidad de ambos se hermana en la muestra Bilbao en la mirada. Clásicos a dos manos, una exposición que nace de la contemplación, primero, y la exposición del arte de ambos sobre la ornamentación de la arquitectura de Bilbao entre 1890 y 1920. Uno fotografía detalles fabulosos y el otro los rodea con su color, con su creación. Se le nota la mano de escenógrafo al segundo y el ojo de águila al primero. Y a ambos, su pasión de aquel Bilbao, el Bilbao...

¿...de los felices años 20?

-Jujo Ortiz: Yo diría que más de Belle Epoque. Bilbao era una ciudad Belle Epoque en aquella época.

Guillermo Pardavila: Aquella ciudad era fabulosa. Bilbao ha sido y es uno de los grandes escaparates de referencia de la arquitectura para medio mundo.

¿Cómo nace la idea de una muestra al alimón?

-J. O.: Vi una exposición de Guillermo sobre la arquitectura moderna de Bilbao y me dejó impactado. Decidi llamarle...

G. P.: Es verdad. Me comentó lo que quería hacer y me pareció una idea interesante: buscar rincones singulares, fotografiarlos y darles un toque...

J. O.: ¡Personal!

Dos personalidades creativas. ¿No se produjo un choque de vanidades?

-J. O.: No, lo curioso es que descubrimos que a los dos nos atraían las mismas cosas.

G. P.: Teníamos una sensibilidad semejante, una visión parecida, y no recuerdo momentos de tensión durante todo el proceso.

¿Y no es buena una confrontación de vez en cuando? Lo digo porque de la discusión sale la luz... ¡o se entra en comisaría!

-G. P.: ¡Ja, ja, ja! Eso dicen, sí. Pero no se ha dado el caso. Quién sabe si en la próxima, si se da...

-J. O.: Hemos coincidido en el gusto, está claro. En el fondo subyace la belleza de Bilbao. Una vez limpia se ha descubierto que Bilbao es una ciudad fabulosa.

¿Por qué eligieron aquella época?

-J. O.: Buscábamos algo sugerente y aquellos días lo tenían todo. Había dinero, una sensibilidad importante y grandes creadores. Es curioso, porque queríamos detenernos en la ornamentación y aunque había grandes arquitectos, la ornamentación estaba en manos de los escultores. Lucarini, por ejemplo, firma muchísimas obras...

-G. P.: La arquitectura de Bilbao me encanta y en aquella época hubo mecenas importantes porque el dinero llegaba.

¿Creen que el dinero de hoy dejaría la misma huella?

-J. O.: Creo que no. No veo la misma sensibilidad. Una parte de la burguesía era rica, culta y vanidosa.

-G. P.: Déjame pensarlo... No, tampoco lo creo. Es verdad que quizás falte esa sensibilidad y también lo es que la arquitectura de este tiempo se ha globalizado. No se marcan tantas diferencias.

¿Con qué rincón se quedan de la muestra?

-J. O.: Tal vez con la cúpula del Arriaga, es impresionante.

-G. P.: Quizás sí, porque tuvimos el privilegio de verla de cerca. Pero el Colegio de Abogados, que no conocía por dentro, me impactó.

Pintor y fotógrafo, creadores de ‘Bilbao en la mirada. clásicos a dos manos’