Iñaki Llano: “Hay que tener un plan B para el día D a la hora H”
Bilbao - La reciente botadura de la regata Ingenieros-Deusto que acaba de celebrarse en el hotel Abando ha sacado a la luz el ingenio. ¿Una botadura sobre la alfombra roja...? Claro que es posible. Ese es el reto que le lanzaron a Iñaki Llanos hace unos días. En realidad, el guante fue arrojado a la empresa que representa, Kopas, donde se trabaja bajo el lema de damos forma a la idea. Leído así, a Iñaki Llano, protagonista de hoy, puede describírsele como un escultor de ideas. Veamos su último trabajo.
¿Cómo se plantea uno una botadura en secano?
-El riesgo era que nadie saliese herido con los cristales, ni mojado, manteniendo el efecto de la espuma al estrellarse contra el casco. Al final creamos un artilugio de metacrilato y todo ha ido bien.
¡Una solución ingeniosa!
-Puede resultar pedante pero esa es la realidad. En realidad, cuando nos encargaron una botadura interior busqué referentes en todo el mundo y no encontré uno.
¡Pionero!
-Igual debiéramos patentarlo como aquello del Abierto por vacaciones.
¿Qué pesa más: el trofeo, el artefacto o la idea que lo explica todo?
-La idea, claro. Aunque construyamos objetos , nuestro trabajo es dar forma a una idea.
¿No le ha aplastado hasta ahora ninguna de las propuestas sugeridas?
-Gracias a Dios, no. De momento hemos resuelto todas las propuestas que hemos tenido con mayor o menor fortuna.
¿El mayor reto que recuerda es...?
-Quizás un premio de talla internacional que el año pasado se entregó en Las Vegas. Pero lo más complejo es siempre trabajar contra una fecha y una hora. Hay que tener un plan B para el día D a la hora H. No puedes fallar.
¿Cuesta la contrarreloj?
-Lo dificulta todo, claro. Pero desgraciadamente la gente solo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena y llegan con urgencias
Imaginemos que da con la fórmula que convierte el plomo en oro...
-Aunque tuviese el pan garantizado intentaría seguir aprendiendo siempre. Nos pasamos el día buscando novedades, la última idea. No dejaría de soñar.
Juguemos en las Ligas Mayores: ¿Qué cambiaría del oscar?
-Nada. Una cosa es la estética, discutible para unos e indiscutible para otros, y otra cosa lo que simboliza. La gente del cine no quiere acumular 17 estatuillas en el aparador porque sean bonitas sino por lo que representan. Y ahí han logrado su objetivo.
¿Y la ‘orejona’ de la Champions?
-No solo no la tocaría sino que me parece fabulosa. Son dos símbolos que funcionan, con idependencia de que a uno le atraiga o no su estética.
Viremos la pregunta. ¿Sobre qué concepto le gustaría trabajar para encontrar la solución?
-Algo social. La emigración, por ejemplo, es algo que duele. Habría que buscar la manera de entenderse, porque tú no puedes cerrar las puertas pero tampoco renunciar a las conquistas sociales que tanta sangre, sudor y lágrimas costaron.
Difícil equilibrio
-A través de la educación. Los jóvenes de hoy nos gobernarán mañana.
‘escultor’ de ideas
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