Bilbao - Se hace llamar Pi, que siempre es más sencillo que 3,1416. La imaginación se entremezcla con su sangre. Y viendo sus trabajos en el proyecto Metamorfosis a cuatro manos junto a Jesús Mari Fernández Hojas -increíbles las criaturas animales y vegetales casi mitológicas que surgen de su fantasía y que se reflejan en viejos papeles...- uno no puede sino recordar los cuadernos de dibujo de los naturalistas y botánicos del siglo XIX, donde la vida quedaba impresa a carboncillo. Sueña con hacer una enciclopedia gráfica fantástica y, puestos a ello, ¿por qué ese mundo mágico no puede, en un futuro, cobrar vida...?

La historia comenzó...

-En casa éramos muchas hermanas y la forma que tenían de tenernos tranquilas era darnos un lápiz y un papel. Ahí descubrí una pasión y cierta facilidad para lograr que la imaginación volase. Me entretenía más con eso que con un juguete.

¿Y qué hace una mujer como usted ‘jugando’ con cómics?

-Me gusta leer y contar historias y la fantasía, aunque el cómic y la novela gráfica han dado un paso más. Ya no es solo un mundo de mangas y superhéroes.

¿Qué le decimos, entonces, a quienes les tildan de infantiles?

-Que no han leído muchos cómics. Se sorprenderían de la profundidad de muchas creaciones. Muchas de estas historias se están llevando a la pantalla y funcionan muy bien.

Así que...

-Todo el mundo debería leer cómics. Ahora que los niños y los adolescentes leen tan poco es una magnífica puerta de entrada a la lectura. Y se ahorra tiempo.

La ilustración y el cómic gastan fama de artes menores. Defiéndase

-Es un trabajo con personalidad y un lenguaje propio, unívoco.

¿Un trabajo que da para vivir?

-En contadas ocasiones y menos aún en nuestro país, aunque haya gente muy buena que ha cobrado 1.000 dólares por una plancha. Los editores no venden mucho y solo apuestan por las firmas más consagradas.

¿Qué decirles?

-Que les falta riesgo. A ellos y a la propia vida: no es un buen tiempo para las apuestas por algo nuevo.

Hay historias inverosímiles...

-Claro, porque lo fantástico también se puede hacer mal. Tiene que tener credibilidad.

¿Por ejemplo?

-Se puede contar una historia ambientada en Marte porque sabemos que el hombre puede llegar allí. Es creíble aunque no sea real.

La calle también sirve para nutrir la imaginación o es un proceso más personal, eso que llaman ‘tener pájaros en la cabeza’?

-La realidad compite con la fantasía de tú a tú en numerosas ocasiones. Hay días en que descubres algo insólito en la naturaleza y te preguntas: ¿cómo voy a superar esto?

¿A qué renunciaría por abrirse paso?

-A muchas cosas: a tiempo libre a cambio de hacer lo que me gusta. También se puede combinar el encargo con la ilusión propia.

¿Lápiz u ordenador?

-Son dos mundos complementarios. La tecnología y la artesanía forman un buen tándem.

ilustradora y dibujante de cómics