Londres

El príncipe Harry, número cuatro en la línea de sucesión al trono británico, aterrizó ayer en una base de la Antártida para sumarse a una expedición benéfica. Pelirrojo, pícaro y un poco atrevido, así es la nueva estrella mediática de la casa real británica. Harry, de 29 años, polariza los titulares de las comparecencias de los royal. En el Polo Sur, junto con veteranos marcados por la guerra, intentará recorrer desde el paralelo 80 los 335 kilómetros de hielo eterno que le separan del punto más al sur del planeta. En total participarán tres equipos de siete miembros cada uno: uno de Reino Unido, uno de Estados Unidos y otro de la Commonwealth.

La prensa sensacionalista, igual que otros medios leales a la Corona en Reino Unido, se están volcando en Harry, o en todo lo que la oficina de prensa de la casa real ofrece de él. Hace unas semanas el foco de atención era su novia Cressida, de la que se recopilaba cualquier mínimo argumento que apuntalara un inminente enlace. Ahora es la aventura en el Polo Sur con lo que se pretende alentar el ánimo aventurero, aderezado con un toque de patriotismo.

Conscientes de la presencia mediática de Harry, la propia casa real la impulsa dando así un respiro al resto de la familia real. Su hermano Guillermo y su cuñada Catalina quieren un poco de tranquilidad tras el nacimiento de su hijo Jorge. Si se muestran en público es en bailes de organizaciones benéficas o aniversarios, siempre de forma correcta y sin desentonar. El padre de Guillermo y heredero al trono, el príncipe Carlos, que acaba de cumplir 65 años, no tiene gana alguna de aparecer en los titulares y la reina Isabel II, de 87 años, y su marido, el príncipe Felipe (de 92), se ven obligados a reducir sus apariciones debido a su edad. En la familia real, el joven es en este momento el hombre de los desafíos y sabe aunar de forma certera sus aficiones con sus obligaciones. Desde su paso por el Ejército tiene conexión especial con ese mundo. Con su marcha al Polo Sur el príncipe aventurero puede seguir su pasión. Además consigue transmitir ese mensaje que a la casa real le gusta difundir: los soldados británicos parten por un buen fin junto con sus socios de la Commonwealth. Y de paso se deja entrever que algo queda del esplendor de lo que fue Imperio Británico. Para Reino Unido el Polo Sur tiene un gran significado. Hace 101 años, Robert Scott llegó demasiado tarde y además perdió la vida en la legendaria carrera con el noruego Roald Amundsen. Un siglo después todavía se recuerda aquello como un pequeño trauma nacional. Harry y sus compañeros lo tendrán mucho más fácil que su famoso compatriota. Recorrerán 335 kilómetros en lugar de 1.500 y estarán continuamente acompañados de helicópteros y equipos de suministros.

Además del príncipe, participan los actores Dominic West, conocido por su papel protagonista en The Wire, y el sueco Alexander Skarsgård, de True Blood. Los participantes en la caminata con esquís, la mayoría soldados heridos, andarán entre 15 y 20 kilómetros al día, con temperatura ambiente de hasta 45 grados bajo cero y vientos cercanos a los 100 kilómetros por hora, con el objetivo de llegar el 16 de diciembre a su objetivo en el centro geográfico del Polo Sur.