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Contra las medusas, papaya

La papaína, enzima de esa fruta, es un eficaz remedio ante las picaduras, hoy al alcance de cualquiera

Contra las medusas, papayaFoto: Oskar Martínez

BILBAO. El miércoles pudieron leer en nuestro diario sobre el "suplicio" que le supuso a un joven vizcaino el ataque de una carabela portuguesa en el Cantábrico. Y es que las medusas suelen frecuentar mucho el Mediterráneo, por tener aguas más cálidas, pero este verano Euskadi está viviendo temperaturas sureñas, terriblemente atractivas para dicha variante de medusa tan peligrosa. Solo en una semana, los socorristas han tenido que atender 16 casos de picaduras de esos celentéreos con tentáculos urticantes en Bizkaia. Las medusas están disfrutando del norte estos meses estivales...

Afortunadamente, un laboratorio farmacéutico catalán ha empezado a comercializar este verano un producto que durante años tuvo un uso restringido y que, a lo largo de los siglos, ya conocían los nativos su- ramericanos: la papaína, enzima originada en la hoja y fruta de la carica papaya, de efecto bactericida y que neutraliza el veneno. Josep Martí Tor, farmacéutico catalán aficionado a la navegación, leyó hace 15 años un trabajo publicado en una revista estadounidense de dermatología donde se analizaba las propiedades de la papaína, y comenzó a hacer pruebas en su entorno, proclive a disfrutar del mar en Menorca. Así nació un remedio que durante una década fue vendido únicamente como fórmula magistral, pero ahora Martiderm ha conseguido redoblar el tambor: que cualquier bañista pueda meter, por ocho euros, una talquera en el bolso de playa, y curarse de forma autónoma ante el ataque de una medusa.

Y es que este laboratorio se ha propuesto que toda persona sea capaz de actuar frente a los nocivos tentáculos, sin necesidad de recurrir a profesionales sanitarios ni de ser deportistas acuáticos. "En el envase se explica el uso, que es muy sencillo: lavar con agua salada la zona -nunca con agua dulce o con hielo- y espolvorear el producto sobre esa área", resume Elisa Suñer, directora técnica e I+D y nuera de Martí Tor. ¿Y si el malestar persiste?, "puede reaplicarse tantas veces como se considere necesario. El producto calma las molestias y reduce la duración de las mismas. Basta con pulverizar sobre la zona donde se ha producido la picadura".

Aún es pronto para hacer balance de la popularización de este inédito método, si bien en Martiderm "sabemos de casos muy satisfactorios, aunque todavía son pocos los usuarios que han dado su opinión. Mi suegro lo utilizaba hace años y comprobó su efectividad en numerosas ocasiones. El producto actual es más completo en su composición porque contiene alantoína (calmante, antiinflamatorio), además de la papaína", relata Elisa. Medusicalm se puede adquirir en cualquier farmacia en estos momentos.

La papaína, en formato de polvo, y de pasta si es mezclada con agua, ha constituido secularmente un remedio casero frente a las picaduras de medusas, abejas y avispas, así como las de mosquitos, volcando sus toxinas aminoácidas en el veneno. Se extrae del látex del fruto del árbol de papaya, siendo después sometida a su solubilización. En su formato Medusicalm, interacciona con las proteínas del veneno de las medusas, neutralizándolo, y con un efecto bactericida, bacteriostático (impide la reproducción de las bacterias) y antiinflamatorio. Un frasco dura 30 meses y 12 desde que es abierto.

Este producto ya está instalado en los puestos de socorro y Martiderm ha desarrollado una campaña conjunta con la Cruz Roja, trabajando también con las escuelas de la Federación Catalana de Vela. Coincide que este verano ha habido importantes bancos de medusas en el Mediterráneo -3.000 picaduras solo en Catalunya-, con plagas en Canarias y el aumento de estos molestos seres pielágicos en el Cantábrico, especialmente en forma de carabelas portuguesas, muy peligrosas.

Si se dispone de suero fisiológico, se puede usar para su aplicación, o en su defecto el agua salada, pues la dulce dispara las toxinas de la medusa. Es importante crear una gruesa capa de polvo sobre la zona picada, o bien repetir la aplicación. En el caso de los tentáculos, vinagre, limón e incluso una tarjeta de crédito puede librarnos de sus restos. Un poco de papaína en el bolso, y ¡al agua!