Con madera de campeona

CUANDO la escasez asoma allá por el horizonte, más aún en tiempos de crisis y dificultades como las de ayer, hoy y mañana, los ejemplos made in Euskadi de superación e ingenio (emprendizaje, como lo prefieren denominar los tecnócratas y políticos) contribuyen a dibujar un escenario prometedor. Es el caso de la firma Axalko (radicada en Zerain) y su apuesta por reactualizar las bicicletas con unos cuadros monocasco elaborados en madera de fresno y con idénticas prestaciones a los de carbono o de aluminio; de hecho, ya han demostrado su resistencia y versatilidad en pruebas como la exigente Quebrantahuesos (puesto 172 para Aitzol Telleria, con una media de 31,11 km/h) o la duatlón celebrada en Durango.

Con un peso de entre kilo y medio y dos, según el tallaje que calce el ciclista o cicloturista (S, M, L, XL), estas obras de arte nacidas de las manos y la cabeza de Txirbil Kooperatiba (viruta en castellano), en colaboración con la asesoría vizcaina Ideia han dado ya la vuelta al mundo y buscan consolidarse en un mercado, distinto al convencional, pero con un futuro posible y creíble, y que abre unas importantes oportunidades de negocio para un sector tradicional, el de la madera, en declive. Fue la cabezonería (o la paciencia, según se mire) de personas como el propio Aitzol Telleria o Enrique Ardura la que dio origen a los modelos Bat y Yamimoto (para unidades eléctricas).

Los primeros prototipos salieron en mayo de 2010 de esta pequeña carpintería de Zerain tras cuatro años de poner en práctica el consabido prueba-error que acompaña a toda invención. Recuerda Telleria, natural de Segura, cómo en sus "ratos libres intentaba hacer una pieza y el día que salía mal tiraba y rompía y dejaba. No le dije a nadie que estaba haciendo una bici de madera hasta que ya casi la tenía", sonreía. Y es que, solo el proceso de ensamblaje de las piezas les ocupa durante una semana. No en vano, son láminas de 0,5 a 2,5 milímetros de grosor de madera de fresno, con unas particularidades impensables a primera vista, que son encoladas con resina de epoxi en unas prensas y moldes especiales.

Resistente y segura Este es el proceso más delicado ya que las piezas deben casar a la perfección para lograr sacar el máximo partido a unas planchas de fresno que, en la tabla de resistencia de materiales ofrece unos resultados mejores incluso que los del aluminio y los del acero, certifica Ardura al tiempo que aplaca prejuicios con un "tranquilo, que no se estropeará". De hecho, la estructura final recibe un tratamiento de poliuretano "para hidrofugar el cuadro" y convertirla en un velocípedo invulnerable a la siempre caprichosa climatología. Esta auténtica obra de arte es finalmente rematada por unas piezas de aluminio sobre las que crecen los frenos, la dirección y el pedalier,...

Y es que, sobre este cuadro monocasco pueden ser montados sin problemas el resto de componentes que dan vida a una bicicleta. El resultado final, un chasis exclusivo para personas a quienes les guste la madera, la bicicleta y, además, dispongan de una cantidad que ronda los 6.000 euros para el modelo Bat. Unas características muy particulares que hacen que los canales de comercialización de este producto, respetuoso al cien por cien con el medio ambiente, no sean los convencionales; por ejemplo el lejano Japón. "No queremos competir en cantidad con el carbono o el aluminio", asumía Ardura.

De esta carpintería de Zerain, sus padres calculan que pueden salir cada año unas 150 máquinas. Por el momento ya han vendido más de 20. "En el norte de Europa podemos tener éxito. Los productos realizados con madera tienen un plus estético. Es un material atractivo. Buscamos gente que quiere tener una relación especial y duradera con su bicicleta. Además, ofrecemos exclusividad: no hay dos Axalko iguales", concluye Ardura. Los recubrimientos exteriores de madera del cuadro pueden ser elegidos por el comprador. "Las elige el cliente según el aspecto que quiere darle a su bicicleta", concluye.