Bilbao. Jesús Eguiguren, presidente del PSE, es el invitado de hoy. Hablará sobre su afición a la bertsolaritza desde muy niño y de su libro que tiene como protagonista al personaje de Bilintx que, casualmente, es el bertsolari favorito de Artano.

Este año la temporada empezó algo más tarde, la primera semana de noviembre. ¿Qué ocurrió?

Hemos empezado mes y medio más tarde de lo habitual. Como en otros ámbitos de la sociedad, también aquí están llegando las estrecheces y contamos con un presupuesto menor, lo que ha obligado a reducir el número de programas. Se van a emitir 26 en lugar de los 32 de otros años.

Usted vuelve a ser el presentador. ¿Ya le ha cogido gusto a la cámara?

Es la labor que más difícil se me hace y donde menos a gusto estoy, pero cuando hicimos la valoración de la temporada pasada, nadie dijo que lo hacía muy mal ni se sugirieron otros nombres (se ríe).

Pues parece muy tranquilo dando la cara...

Nada de eso. No salgo tranquilo porque somos un equipo muy reducido y solemos llegar muy justos a la emisión. No tenemos el tiempo que nos gustaría para preparar las entrevistas a conciencia a pesar de que la mayoría de las veces tenemos un conocimiento previo de los personajes y eso nos ayuda. Llego con el guion escrito justo, justo, justo...

¿Cómo va el envío de grabaciones al programa? ¿Sigue creciendo?

Llevamos varios años pidiendo grabaciones a la gente pero hay que recordarlo y animarles, llamarles antes de los eventos para asegurarnos de que lo van a grabar. Nos gustaría recibir más de las que recibimos, pero estamos contentos. Las grabaciones que nos llegan van directamente después del programa al Centro de Documentación Xenpelar, que es el encargado de guardar todo el material relativo al bertsolarismo.

¿Están contentos con la información que reciben de las competiciones a las que no pueden asistir?

Nosotros nunca nos conformamos, nos encantaría que llegasen todas las semanas porque siempre aportan un poco de frescura. Al final los teléfonos móviles son equipos de grabación audiovisual en miniatura y nos hace ilusión y procuramos hacerles un hueco, siempre poniéndonos en contacto antes con los bertsolaris que aparecen en la grabación porque ellos no tienen por qué saber que una grabación hecha por un aficionado va a salir después en la tele. Siempre seguimos un protocolo para consultarles.

¿El Jon Artano director está contento con el Jon Artano presentador?

Son indivisibles, ja,ja,ja; además también soy el reportero que hace las encuestas y el que va a los bertso saios, así que no son compartimentos estancos. Jon Artano hace lo que puede.

¿No tiene problemas para coexistir pacíficamente consigo mismo?

No, en ese caso andaría mal.

Cuando en julio de 2008 le propusieron hacerse cargo del programa, ¿se imaginaba que iba a discurrir así o se ha llevado sorpresas?

No lo sé, lo vivo tan intensamente que quizás me falte perspectiva. Entré con muchísima ilusión y se ha convertido en mi día a día. He conocido a un montón de gente, estoy conociendo el funcionamiento de la Bertsozale Elkartea desde dentro y eso es una gozada. Para mí, estar con tanta gente interesante, con tantas inquietudes y tanta fuerza, y estar en una reunión donde se hablan cuatro o cinco euskalkis diferentes es un placer. ¿Sorpresas? Yo ya tenía bastante experiencia televisiva, quizás lo más sorprendente y enriquecedor haya sido conocer la Asociación y a un montón de profesionales que han pasado por el programa porque la tele ya la conocía de antes.

¿Se apunta a cumplir un cuarto de siglo con el programa, que ya lleva 23 años en antena?

Creo que debe cumplirlo y yo lo celebraré entusiasmado.

Desde la perspectiva que le da 'Hitzetik Hortzera', ¿qué destaca de la evolución del bertsolarismo?

Se dice muchas veces y yo creo que es verdad: uno de los aspectos más interesantes es que se trata de una manifestación cultural intergeneracional. También llama la atención que los bertsolaris más conocidos, que en la tele pueden parecer estrellas, son muy accesibles y siempre están dispuestos a aportar su arte por una buena causa. Otro factor que destaca es que el bertsolarismo ha sabido adaptarse a los tiempos de una manera asombrosa. Hace treinta años no habríamos creído cómo se encuentra ahora. Creo que es un pequeño milagro que esté donde está. Es un arte que se hace individualmente pero han sabido formar un colectivo fuerte que ha tomado las decisiones por consenso y que ha tenido una gran intuición a la hora de apostar por lo que ellos creían frente a modas pasajeras.

El Basque Center on Cognition, Brain and Language va a estudiar el cerebro de los bertsolaris...

Me han contado que las pruebas han sido muy exigentes, que estuvieron más de una hora improvisando tumbados con un gorro lleno de cables. No sé qué conclusiones sacarán, pero la iniciativa me ha sorprendido. Seguro que es interesante. ¡A ver qué dicen los científicos...!