Bilbao. Antonio San José (Valladolid, 1956) se ha reinventado en la profesión periodística un año después del cierre de CNN+. Ha escrito un libro, La felicidad de las pequeñas cosas. Doce meses después recuerda cómo desapareció el canal y analiza cómo está la profesión periodística en tiempos de crisis.
Hace un año se cerró CNN+...
Recibimos la noticia el 10 de diciembre de 2010. Prisa decidió vender Cuatro y sus otros tres canales TDT. Tenía una opción para quedarse con CNN+ en régimen de alquiler. El hecho de que el canal perdiera dinero -no era una empresa rentable- llevó a Prisa a cerrarlo. Mediaset no tuvo interés en mantener un canal de informativos. Ahí acabó una aventura de doce años, una aventura apasionante, fascinante.
¿Cuál era su función en CNN+ en aquellos momentos?
Yo había sido director de informativos y en esos momentos estaba dirigiendo el programa de la tarde, Cara a cara, la tarde en directo, que se emitía de cinco a ocho.
El perfil de CNN+ no tenía nada que ver con el de los canales de Mediaset.
Al final, un empresario compra un medio de comunicación y es dueño absoluto para hacer lo que quiera. Puedes pensar que en un universo donde hay contenidos de todo tipo, debería haber hueco para un canal de información en el sentido más amplio de la palabra: reportajes, entrevistas, debates de todo tipo... Debería haber sitio, pero entiendo que si atiendes a la cuenta de resultados y a la audiencia eso no resulta rentable; este es el país que tenemos y al final, la gente ve lo que ve.
¿Qué sintió el 27 de diciembre cuando las luces de CNN+ se fueron apagando?
Sentí pena, mucha pena. Ahí volcamos lo mejor que teníamos como periodistas. Habíamos formado un grupo de gente fantástico. Hicimos un buen canal y me pareció triste que se acabaran las emisiones; y me pareció cruel que en el instante siguiente de despedir CNN+ irrumpiera de una manera ineducada, poco elegante e hiriente la sintonía de Gran Hermano.
¿Un choque entre dos mundos diferentes?
Me pareció un paradigma de todo lo que está pasando. Honestamente, creo que esa decisión fue innecesaria. Se podía haber hecho una transición menos cruenta...
¿Una burla?
Cada uno lo toma como quiere, pero creo que a mucha gente le dolió, y no solo a los profesionales del canal, también a quien lo veía.
Los informativos cada vez son más arrevistados, hay noticias que se tratan más con un estilo de 'reality' que con rigor informativo.
Cierto. Hace unos años, diez o quince, las cadenas no pedían audiencia a los informativos, entendían que contaban las cosas que pasaban, que unos días tendrían más audiencia que otros; que ya vendrían los programas del prime time a levantar la audiencia de la cadena. Eso ha cambiado radicalmente, ahora a un director de informativos se le piden índices de audiencia.
¿No hay un público fiel de informativos?
Sabemos que si ponemos noticias económicas una detrás de otras, si ponemos noticias internacionales o si ponemos noticias de política, el informativo interesa poco. Pero si ponemos noticias de desfiles de moda, la audiencia sube; si pones un suceso, la audiencia sube, y si pones que nieva en España -lo que ocurre todos los inviernos desde que el mundo es mundo-, la audiencia sube; si dices que en verano hay 42º en Sevilla, la audiencia sube... Necesitamos que noticias que no lo son y que pertenecen a la agenda de la miscelánea se comporten muy bien en los informativos. Y aquello que puede ser más importante o relevante tiene un interés muy limitado. La gente es manifiestamente infiel y se va a otra cadena a ver un informativo que le guste más.
¿Una lástima?
Pues sí. Es penoso para muchos periodistas que entendemos que la única forma de hacer periodismo en televisión es plegarte a los gustos de la audiencia; si no lo tenemos difícil.
¿No podría ser al revés, intentar acostumbrar a la audiencia a otro tipo de informaciones?
Al final, las empresas de televisión cotizan en bolsa, miran su cuenta de resultados, es fundamental, se vende publicidad, y si no tienes audiencia afectas al programa que viene detrás y las cadenas se ponen nerviosas. Con todo, he de decir que hay algunas que mantienen su dignidad, TVE está haciendo unos informativos magníficos...
Pero no está condicionada a la publicidad.
Pero tiene unos buenísimos informativos. También Antena 3 está haciendo una buena apuesta por los informativos con contenidos interesantes. Todavía la situación no es desesperada, pero no sé qué va a pasar de aquí a unos años. A veces ves unos informativos que pueden ser emitidos hoy, dentro de una semana o de diez; no solo es que los contenidos sean arrevistados, es que son totalmente intemporales.
¿Triste para la profesión?
No corren buenos tiempos para el periodismo, eso no se le oculta a nadie, estamos sufriendo una crisis de modelo en la prensa escrita, en televisión los espacios más frívolos están ocupando más espacio en las parrillas en detrimento de programas más periodísticos, el medio que mejor está aguantando el envite es la radio; pero hay que decir que no corren buenos tiempos para el periodismo. Es un momento de crisis profunda, crisis en general y crisis en particular en la profesión.
¿Quién motiva esta crisis en la profesión: un cambio de modelo, cambios en los consumidores o la situación económica?
Yo creo que todo está influyendo. La publicidad en la prensa ha disminuido dramáticamente y ha descendido el número de ventas de periódicos, está cambiando el modelo. ¿Son las tabletas el futuro del periodismo? No lo sabemos, quizá sí, pero aún no hay masa crítica como para poder comercializar con garantías un medio de comunicación escrito. Ojalá que dentro de unos años no tuviéramos papel y leamos en tabletas. Pero habrá que cobrar por los contenidos en internet. Los contenidos no son gratis, los hacen periodistas que tienen la mala costumbre de cobrar a final de mes para vivir. Las cosas no son gratis y nos hemos acostumbrado a una cultura de información gratuita que es muy peligrosa. Es una situación falsa, la información cuesta dinero y la buena información, más dinero todavía.
Los periodistas cada vez cobran menos en los medios y se perpetúa el estatus de becario...
Muchos medios han adoptado la vieja práctica de echar a los que más cobran, a los que tienen más experiencia, a los que más trienios cobran, y los sustituyen por becarios. No tengo nada en contra de la gente joven, pero esto es un oficio y todos aprendíamos de los que venían delante, aprendimos de ellos y con ellos. Me parece muy peligroso que se vaya la gente con experiencia, con agenda, con conocimiento, con capacidad para discernir, para poner en valor adecuadamente la información. Sin la parte de la experiencia, los jóvenes habrán perdido los referentes y nunca serán excelentes periodistas porque no podrán aprender de los que estuvieron antes. Esto es una carrera de relevos y si nos cargamos al que va delante con el testigo hacemos un flaco favor al que viene detrás.