bilbao. Los vientos de Irlanda corren por sus venas, dicho sea con permiso del whiskey que se abre paso a raudales por esas mismas veredas. No por nada, Patrick Scanlan es un santo bebedor, uno de esos hombres capaces de discernir todos los secretos que aguardan en el fondo de una botella. Desde su tierra de adopción, Gernika, ostenta la distinción Master of Malt, lo que le abre las puertas de la aristocracia del whiskey. Exhibe con orgullo la medalla de plata concedida por la guía Macallan con el que ha sido reconocido su santuario, el Scanlan's Tavern Gernika.

¿Qué hace un hombre de la vieja Irlanda en Gernika?

Me raptó una bruja vasca y me trajo hasta sus dominios. Vamos, que me enamoré. Lo de la bruja ponlo, que le hará mucha gracia... ¡Vamos, digo yo!

¿Es cierto que el whisky tiene todas esas propiedades curativas que le atribuyen?

¿El qué?

¡El whisky, hombre!

Perdón. El whiskey. Es curioso, los propios escoceses, con tantos años de hegemonía en el mercado, ni siquiera saben escribir bien la palabra.

El whiskey, conforme. ¿Cura el ánimo?

El whiskey es como el viagra, levanta el ánimo que no veas. Es un destilado reconfortable siempre y cuando no tomes más de la cuenta.

¿Y hasta cuándo se puede contar?

Ja, ja, ja. ¿Hasta dónde puedes contar tú? El límite es personal e intransferible. Yo he visto tomar más de veinte al mismo tipo. Si lo intento yo... ¡catapum! Al suelo.

Así que uno sale de su bar con el ánimo por las nubes...

O a cuatro patas, ja, ja, ja. Si me pongo en serio, que lo suyo me cuesta, puedo hablar de las propiedades vasodilatadoras del whiskey, de su capacidad para relajar tensiones pero... ¿A quién le interesa tomarse un jarabe en una buena copa?

¿Sufre los estragos del alcoholímetro?

Al contrario. Para mí ha sido una bendición. Mucha gente del pueblo que salía a comer o a cenar fuera se tomaba allí sus copitas. Ahora no. Regresan a Gernika, aparcan y pasan por el local para disfrutar de algo bueno.

Así que la crisis...

Me afecta menos. Casi me da vergüenza decirlo, pero las cosas me van bien.

¿El whiskey provoca Alzheimer?

¡Qué barbaridad es esa!

Lo digo porque hay gente que olvida el camino de regreso a casa...

¡Buf! Es lo que le decía antes: hay que beber hasta donde puedas contar. Saber beberlo.

¿Cuál es el plato que mejor encaja con una buena copa de ese zumo de Malta?

Un buen habano. La verdad es que cada vez se apuesta más por los menús regados con whiskey de arriba a abajo. Yo lo veo más como un aperitivo previo o un digestivo posterior. Estando el buen vino tan presente en la mesa de comer, no veo la necesidad de cambiar.

Tan acostumbrado a 'husmear' en el fondo de la botella sabrá descorchar alguna historia digna de contar...

¿Con castillos escoceses llenos de fantasmas...? ¡Ja, ja, ja! Déjeme pensar. Mi padre, que era un buen bebedor de whiskey y cerveza Guinness, me solía decir que las buenas bebidas tenían que dejar ladies leagues, ¿cómo se dice eso..? ¡Un liguero! Alrededor de la copa. Ese anillo que queda arriba recuerda a la prenda íntima. ¿Bueno, verdad?