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"Con el caso Strauss-Kahn me parecía estar en un capítulo de 'Ley y Orden"

Lleva más de una década trabajando en Nueva York y ha visto cómo la ciudad, el país y la forma de trabajar de los periodistas han cambiado desde el 11-S. Tres nombres han acaparado gran parte de sus crónicas este año: Dominique Strauss-Kahn, Osama Bin Laden y Rupert Murdoch

"Con el caso Strauss-Kahn me parecía estar en un capítulo de 'Ley y Orden"Foto: deia

Bilbao. Esta periodista guipuzcoana -que antes fue corresponsal de Euskadi Irratia en Moscú- cree que seguimos teniendo muchos tópicos sobre los estadounidenses, "seguramente por culpa de Hollywood".

En 2011, ¿ha sido un europeo quien más trabajo ha dado a los corresponsales en Estados Unidos?

Si, Strauss-Khan. Casi me ha dado más trabajo que el ciudadano saudí más buscado del mundo.

¿Ha hecho más directos de Strauss-Kahn que de la muerte de Osama Bin Laden?

Pues no los he contado pero creo casi el mismo número. Los dos temas han tenido un ciclo de vida noticioso bastante largo, de una semana donde casi todos los días había algo nuevo que contar.

¿La noticia del fallecimiento del líder de Al Qaeda cambió el estado de ánimo del país?

De forma temporal causó una sensación de alivio y de victoria simbólica en la guerra contra Al Qaeda. Fue un punto de inflexión en un periodo de diez años en el que constantemente las noticias de Al Qaeda han consistido en nuevas amenazas y atentados fallidos. En algunos ciudadanos provocó manifestaciones públicas de alegría, algo que se ve pocas veces.

Tras una década en Nueva York, ¿el caso Strauss-Kahn es lo más atípico que le ha tocado cubrir?

Ha sido el primer caso judicial que me ha tocado seguir tan de cerca, un caso muy atractivo desde el punto de vista mediático. Hombre famoso-rico-poderoso contra mujer-emigrante-humilde con supuesto crimen sexual de por medio. Me ha servido para aprender un poco más sobre el sistema judicial de EE.UU. Algunos días, delante de la Corte Penal de Manhattan me daba la sensación de estar viviendo un capítulo de la serie Ley y Orden.

¿Le parece excesiva la atención que se le ha dedicado en Europa?

El arresto en un avión del director del FMI por un delito sexual lo recogieron todas las agencias y medios del mundo. Luego, según avanzaba el caso, Europa ha sido la que más lo ha seguido. Todos y cada uno de los medios galos tienen un despliegue impresionante y siguen apostados delante de la casa en la que está viviendo en el barrio de Tribeca. Con tanta cobertura, la casa de Strauss-Kahn se ha convertido en uno de los destinos fijos de los turistas franceses que visitan Nueva York. Los medios de esta ciudad han cubierto la noticia, pero en el resto de Estados Unidos muy poco, casi nadie sabe quién es.

¿Un corresponsal corre el riesgo de valorar los temas como se hace en el país en el que trabaja?

Con los años, una pierde un poco la capacidad de situarse en otro país, pero enseguida se aprende cuáles son los temas de aquí y de allí. Por ejemplo, las ejecuciones interesan en Europa pero en EE.UU. casi nunca son noticia. El debate sobre los matrimonios homosexuales aquí es un tema al pilpil pero desde Europa no se ve como noticia porque ya es legal en muchos países.

Ahora hay otro extranjero en el punto de mira. ¿Los escándalos de Murdoch han cruzado el charco?

Sí, han tenido un gran eco porque es el dueño de muchos medios estadounidenses -Fox News, Wall Street Journal o la 20th Century Fox-. Fox News ha intentado no cubrirlo demasiado pero cuando el FBI ha abierto una investigación no les ha quedado más remedio.

¿Usted ve los informativos de la Fox o procura evitarlo?

Suelo verlos, Fox News es la cadena de noticias 24 horas más vista de EE.UU., más que CNN. La CNN y MSNBC tienen una línea editorial demócrata y Fox News republicana. Creo que es importante conocer diferentes puntos de vista. En Fox News los periodistas muchas veces dan su opinión y los comentaristas o analistas son acusados de forma sistemática de inventarse algunas informaciones. Son los más vistos, pero también los más criticados.

¿Se ha pasado el entusiasmo con el presidente?

Está bajo mínimos, la crisis económica es muy grave y no va a desaparecer en los cuatro años de Obama. La carrera por la reelección no será fácil, y eso que los republicanos todavía no tienen un candidato fuerte. Los medios también están más críticos con Obama, ya se ha acabado la luna de miel del 2008.

Falta un mes para el décimo aniversario del 11-S. ¿Es el tema más importante del último tramo del año?

Va a ser uno de los temas, sin duda. Será un repaso a cómo ha cambiado el mundo desde aquel día. Los actos serán los de todos los años, lecturas de nombres y minutos de silencio. La diferencia es que ya estará terminado el memorial a las víctimas y ya están a medio construir algunos de los rascacielos que sustituirán a las Torres Gemelas.

Usted ya trabajaba en Nueva York cuando se cometieron los atentados. ¿Recuerda dónde estaba y qué hacía cuando se enteró?

Estaba a punto de salir de casa cuando me llamaron de ETB para que entrara en directo por teléfono en el Teleberri porque estaban llegando unas imágenes de un avión pequeño que se había estrellado contra una de las torres y había información confusa. De ahí en adelante el avión pequeño resultó ser un avión de pasajeros, que luego fueron dos... Lo recuerdo como un día de locura y profunda tristeza.

En la década que lleva en EE.UU., ¿cuáles son los cambios más notables que ha visto?

Han cambiado muchas cosas, y bastantes de ellas afectan a mi trabajo. La seguridad es un obstáculo que ahora siempre esta ahí para los periodistas. Por ejemplo, antes del 11-S el carnet de prensa de la Policía de Nueva York era una cartulina azul, con una foto pegada con pegamento y rellenada a bolígrafo o a máquina. A nadie le preocupaba que alguien se pudiera hacer uno en su casa. Desde el 11-S, dejaron de emitir nuevos carnets a la prensa extranjera y ahora el proceso para renovarlo es muy estricto. Si uno se pone a grabar en Times Square u otro lugar concurrido, enseguida viene la Policía a pedir la identificación. Antes del 11-S esto no pasaba. Para cubrir cualquier gran evento muchas veces hay que pasar el filtro del FBI para conseguir acreditación.

También ha habido un cambio tecnológico impresionante. ¿Ha facilitado su trabajo?

Entré por primera vez en internet en el 97 para abrir una cuenta de correo electrónico porque me lo exigía la Universidad de Nueva York. No me podía creer toda la información que había en la Red. Recabar información se ha acelerado de forma dramática. De internet hemos pasado a internet en el teléfono móvil. Y ya no hace falta ordenador para seguir la actualidad, con una cuenta de Twitter uno se entera de todo lo que pasa en el mundo al minuto. Los periodistas mandan mensajes en Twitter casi en tiempo real, en muchos casos antes de redactar la noticia ya la están adelantando en pequeños bocados. Otro cambio directamente relacionado con internet es que ahora los vídeos y los directos son más breves que antes. Pero a pesar de los cambios tecnológicos, escribir y locutar una noticia para mí sigue siendo un proceso igual que antes de la irrupción de internet.

Se cumplen cuatro años del inicio oficial de la crisis. ¿Ha tenido que aprender mucho de economía?

Sí, he tenido que aprender muchos términos, es un tema que nunca me había interesado demasiado y no tenía una base muy amplia. Sigo aprendiendo todos los días de los periodistas expertos en el tema.

¿Se ha acercado a Wall Street muchas veces?

La caída de Lehman Brothers y los días de pánico en la Bolsa de Nueva York en 2008 me tocó contarlos desde el parqué de Wall Street, donde la montaña rusa del Dow Jones se vive en primera línea. El puesto de directo está en pleno parqué. Hay una raya en el suelo que señala el lugar donde tienes que estar de pie, el micro es inalámbrico y la cámara robot está en un poste en alto. Los brokers te pasan por detrás y por delante sin hacerte ni caso mientras hablas. Un par de días me tocó contar en directo cómo se hundía el Dow Jones mientras los brokers a mi alrededor gritaban "¡Oh, no!". Fue una experiencia inolvidable. Ahora con la crisis del techo de la deuda también me ha tocado hablar de economía y aprender más cosas sobre los presupuestos.

¿Cómo está la situación?

La recuperación ya está en marcha pero está siendo muy lenta y no se crea empleo al ritmo que se debería. Todos los analistas dicen que costará muchos años volver a la época precrisis.

¿Cada vez tiene que hacer más temas de vascos en EE.UU. o la comunidad se mantiene estable?

Se mantiene y cada vez está más conectada gracias a internet. Comparados con otras comunidades, los vascos son pocos pero muy activos. En los últimos años me encuentro con muchos profesionales que vienen a trabajar, gente muy cualificada que viene para unos pocos años.