bilbao. Mónica Aguilera es la productora ejecutiva de Ni más ni menos, el tercer programa que Erpin-Vértice produce para ETB. Se estrena mañana y ella, con gran experiencia en el mundo de televisión, lo ve como una opción que tiene objetivos claros: volver a convertir a la cadena en un referente para los espectadores vascos y enamorarlos de nuevo.

¿Cómo ve el programa?

Es un reto. Es una franja que ha bajado de audiencia. El reto es volver a conquistar a los espectadores. La televisión ha cambiado mucho en los últimos tiempos y también afecta a ETB. Ahora se han implantado las TDT.

Las TDT ya llevan tiempo, otras autonómicas ya han amortizado esas pérdidas de audiencia.

Se han implantado nuevos canales y eso también rasca unas décimas. Es importante el liderazgo de Telecinco en el País Vasco. Hay que volver a convertir ETB en el referente para los espectadores de aquí.

¿Tienen objetivos de audiencia?

Eso siempre. Por lo menos igualar la media de la cadena y superarla. Desde la modestia hay que ser ambiciosos, siempre queremos lo mejor y queremos romper audímetros. Tenemos que ser prudentes, sabemos que las cosas están complicadas. Hay que ir poco a poco y volver a enamorar al espectador, de eso se trata.

¿Tiene cláusula de audiencia este programa?

Eso es algo que lleva el departamento jurídico que tenemos en Vértice.

No es la primera vez con la actual dirección que Vértice trabaja para ETB.

Este es el tercer proyecto de Erpin-Vértice para Euskal Telebista. El primero ha sido Zinemateka, una tertulia de cine independiente que se emite los jueves en prime time en ETB-3. El segundo fue la gala solidaria Misión Lipdub que se emitió el 3 de enero en ETB-2. Este proyecto se hizo en coproducción con la empresa Armónica.

¿Tienen más planes para ETB?

Tenemos algunos proyectos presentados en la cadena, como el resto de productoras. Pero esos proyectos se quedan parados porque nuestra prioridad son las tardes, el programa que empieza, Ni más ni menos. En estos momentos es nuestra apuesta más importante aquí y queremos que el programa salga bien, que todos estemos a gusto.

Conoce bien la cadena.

Empecé en ETB, en Esta es mi gente recién salida de la facultad. Koldo Anasagasti fue mi primer jefe. Él me dio la oportunidad, fue en 1999.

¿Qué formato da más vértigo, el de testimonios o un magacín como el que van a estrenar?

El vértigo es el mismo. En un programa de testimonios estás hablando de historias humanas. Hay un límites que nunca se pueden cruzar, hay una persona que viene a contar su historia y no se debe jugar con los sentimientos. En el magacín la adrenalina está funcionando al cien por cien, todo el día pendiente de la actualidad. Entras en directo, pasa cualquier cosa en el mundo y el programa que tienes preparado cae y lo tienes que improvisar sobre la marcha. En un programa de testimonios tienes las cosas más atadas, aunque un invitado se te caiga, sales adelante. En un magacín está todo mucho más abierto y tienes que tener capacidad de reacción para estar pendiente de lo que pasa en Euskadi y en el mundo.

Después de "Esta es mi gente" se fue a Madrid.

Fui a Telemadrid a ver Esta es mi gente en la autonómica madrileña. Me hacía mucha gracia ver mi programa en otra cadena. Cuando estuve en esta cadena y en Antena 3 visitando a Patricia, Raúl García, que era el director del programa, me hizo una oferta y ahí me quedé. Lo que ha dado de sí un viaje sin más, yo sólo quería ver cómo era el programa en otra cadena que no fuera ETB-2.

¿Cuántos años ha durado lo que en principio fue una escapada a Madrid?

Nueve años. Pero siempre he mantenido el contacto con mi gente, he venido todos los meses a casa. Aunque soy un poco independiente en mi forma de ser, siempre he mantenido mis raíces, allí donde he ido siempre he dicho que soy vasca, que mi pueblo es precioso -Plentzia-. Han sido nueve años duros.

¿Le ha resultado duro vivir en Madrid?

Madrid es una ciudad espectacular, llena de vida y aprendes muchísimas cosas. Estás en la jungla. Aunque ha sido maravilloso y estupendo, siempre he echado mucho de menos el ambiente familiar que teníamos en ETB. Este ha sido uno de los motivos por los que he vuelto a casa, me apetecía trabajar aquí. Es todo más familiar, más cercano.

¿Qué programas recorrió en las televisiones madrileñas?

Estuve cinco años en El diario de Patricia y arrancando en paralelo otros productos de la productora Boomerang. He estado en proyectos en Cuatro. Arrancamos con el primer proyecto que La Sexta compró fuera, y que no era de las productoras que habían formado la cadena. Se llamaba Juicio de parejas. Fue un momento histórico, arrancar un programa en una cadena nueva. He estado en Telecinco, en Dolce vita, en El buscador, especiales Operación Malaya... Lo que se estaba viviendo en aquella época, el corazón en 2007.

¿En qué momento llega usted a Vértice?

De Boomerang pasé a Mandarina, es la productora de confianza de Telecinco, y en 2008, llegué a Vértice para arrancar la tarde de Cuatro con Visto y oído, lo presentaban Raquel Sánchez Silva y Joaquín Prat.

Un programa que no tuvo gran recorrido, duro poco.

La cadena quería probar nuevos formatos y el programa terminó. Pero para mí la experiencia fue muy importante. Con él empecé en Vértice, la empresa donde mejor me he sentido. Ahora estoy feliz porque he podido volver a casa y estar en programas para ETB.

Una puesta en marcha, la de "Ni más ni menos", contrarreloj.

Sí, pero las cosas en televisión son así. Es contrarreloj, pero estamos convencidos todo el equipo de que va a salir bien. Según vaya avanzando el programa iremos asentando secciones. Pero eso es algo que siempre se hace, aunque tengas todo el tiempo del mundo, las primeras semanas son para testar apartados y comprobar los gustos del público.