TERESA Forcades es una monja de clausura atípica. Compagina la vida contemplativa en el monasterio St. Benet de Montserrat con su polifacética actividad como doctora en Medicina, investigadora, teóloga, escritora y profesora de universidad. Lo consigue siguiendo al pie de la letra la regla del fundador de su orden: ora et labora. "Nuestro tiempo en el monasterio se distribuye en cinco horas de oración y seis de trabajo, y seis horas de trabajo dan para mucho", explicaba en Bilbao antes de participar en una mesa redonda sobre religión, feminismo y democracia que se desarrollan estos días en la Alhóndiga.
Teresa se hizo famosa el pasado otoño al colgar en internet el vídeo Campanas por la gripe A, donde denunciaba las deficiencias en la gestión de la pandemia y la escasa fiabilidad de la vacuna . Su postura contraria no fue casual. Lleva años denunciando el poder de las empresas farmacéuticas. El título de un libro que publicó en 2006, Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas, no deja lugar a dudas sobre sus planteamientos. Por eso, en los últimos años se ha convertido en el azote de las multinacionales del medicamento.
También han levantado ampollas, en el Vaticano, por supuesto, sus opiniones sobre el aborto, el celibato y la homosexualidad. Pero lo que reivindica esta monja benedictina de vocación tardía es el papel de la mujer en la Iglesia católica. "Es una de sus asignaturas pendientes", dice, "y también de la sociedad", añade.
Se hizo monja de clausura sin premeditación alguna. Teresa tuvo la "llamada o experiencia interior de conversión" después de permanecer un mes en la hospedería del monasterio de San Benet en Montserrat preparando un examen de Medicina que debía superar en Estados Unidos. "Fue algo sorprendente", recuerda. Tenía entonces 29 años y un futuro prometedor como doctora. Sin embargo, optó por la vida monacal. Decidió entregarse a la oración sin abandonar su vocación investigadora. La vocación religiosa le sorprendió a ella misma ya que en su infancia no había tenido ningún tipo de vivencia religiosa. "Mi familia era más bien anticlerical", aclara. A pesar de ello, a los 15 años se leyó los evangelios, algo que le marcó, "pero en ningún momento pensé en hacerme monja".
Gripe A Cogió los hábitos y siguió publicando artículos de opinión e investigaciones médicas y teológicas. Una de ellas revolucionó las teorías sobre la vacunación para combatir la gripe A. "Para mí, todo aquello, me refiero a la fama y a la repercusión que tuvieron mis opiniones en los medios de comunicación, fue un shock". Pero haciendo suya una frase de una monja del convento, que cuando le entregaron una medalla con motivo de haber cumplido 100 años dijo: "Esto pasa", Teresa siguió a lo suyo. Pasados los meses, lo único que le produce "satisfacción" es ver que su postura contraria a la vacunación no fue una idea absurda. "Ahora en Alemania, en un prestigioso centro de investigación, se han contabilizado 600 reacciones adversas severas de la vacuna contra la gripe A". También ha corroborado su tesis el British Medical Journal, desvelando que los especialistas que reunió la OMS para decidir sobre la vacunación pertenecían a las grandes compañías farmacéuticas.
Como teóloga también ha publicado libros y artículos periodísticos que han irritado a las autoridades eclesiásticas. Sus opiniones sobre la homosexualidad, las mujeres sacerdotes, el celibato o el aborto no han dejado indiferente al Vaticano. Recientemente le conminaron para que se retractara por una intervención televisiva sobre el aborto. Pero Teresa únicamente se "explicó" mejor a través de un artículo y se mantuvo fiel a sus principios. Sigue pensando que "la Iglesia católica tiene tres asignaturas pendientes: la moral sexual, el papel de la mujer y la estructura democrática". "Y las tres están interrelacionadas", subraya esta monja moderna, avanzada y feminista que siempre "está en la búsqueda del camino".