ORDUÑA
ES la primera vez que pisa suelo europeo y lo ha hecho específicamente para recalar en Orduña invitado por la asociación Trazo. Ha llegado cargado con un equipaje cultural, pero también emocional, de fotografías que ofrecen un recorrido por uno de los capítulos más sangrientos y trágicos de la historia de México. Tomás Villa Córdoba -nieto del carismático Pancho Villa- presentó e inauguró ayer en la ciudad vizcaina una interesante colección de 32 imágenes sobre la revolución de 1910 liderada, en el norte, por su abuelo y, en el sur, por el estratega militar Emiliano Zapata. "Aquí iba a estar también presente Isaías Manuel Manrique, nieto de Zapata, pero finalmente no ha podido acudir por problemas de salud", se excusó.
La muestra Villa-Zapata: Espejo de una Revolución es prácticamente la misma que está recorriendo este año diferentes poblaciones mexicanas con motivo de la conmemoración del centenario del inicio de la revuelta popular "que se saldó con la muerte de más de un millón de personas", indica. Los familiares de los dos líderes revolucionarios -tal y como lo hicieron sus abuelos hace cien años- han aprovechado la efeméride para unir ahora sus esfuerzos e intereses a favor, en este caso, de una lucha con un objetivo cultural. A través de esta exposición se pretende además rendir un homenaje "a hombres anónimos, pero muy valiosos, que creyeron en un sueño y quisieron transformar su mundo"
Historia en imágenes Las 32 imágenes que se van a poder ver hasta el 16 de mayo en la Kultur Etxea de Orduña son copias, a tamaño ampliado, de instantáneas originales captadas por las cámaras de los hermanos Casasola durante los años de la revolución mexicana y se centran, sobre todo, en la figura de Pancho Villa. "Hay varias en las que se ve a mi abuelo posando a lomos de un caballo o de pie. Le gustaba mucho ser fotografiado", reconoce Tomás. Junto a estas instantáneas -un tanto anecdóticas pero que muestran el carácter del general norteño- se encuentran otras de mayor calado histórico con escenas compartidas entre Zapata y Villa como "su entrada en la ciudad de México o sentados en la silla presidencial del Palacio Nacional", destaca el comisario de la exposición.
Como no podía ser de otro modo, la muerte está muy presente en todo el recorrido de la muestra con imágenes de Villa llorando el fallecimiento del presidente Francisco Madero o portando el féretro del general Fierro. De contenido también dramático es la instantánea que refleja el ahorcamiento de dos campesinos a manos federales. Las más impactantes, sin duda, son las instantáneas del líder norteño abatido a tiros sobre su coche y sobre una camilla antes de la necropsia. "No tuve el gusto de conocer a mi abuelo. El gobierno federal lo ayudó a morir en 1923 de una forma brutal, disparando más de trescientas balas sobre su vehículo", relata para que se entienda mejor la crudeza del momento.
Pero de entre todas las fotografías, a Tomás Villa le gusta enseñar una que no forma parte de la muestra. Del bolsillo saca con orgullo una imagen en la que se ve a su abuelo jugando a la pelota vasca "que allí llamamos rebote y que simboliza la unión de mi familia con estas tierras, ya que procedemos de la provincia de Nueva Vizcaya, fundada por en torno a 1550 por el conquistador Francisco de Ibarra, natural del País Vasco", precisa. Así, el próximo domingo familiares de ambos revolucionarios realizarán una ofrenda floral en el árbol de Gernika.