Uno de los indicadores de enfermedad cardiovascular silenciosa que sigue siendo desconocido y cada vez más prevalente, debido al envejecimiento de la población, es la disfunción eréctil (D.E.). Así, este trastorno "predice un posible evento coronario a los cinco años", indica el doctor Óscar Gorría, urólogo del Complejo Hospitalario de Navarra. "La población masculina vive más años y con mayor calidad, y la vida sexual se alarga por encima de los 70 e incluso de los 80 años en nuestro país. Sin embargo, más de la mitad de los pacientes mayores de 70 presenta algún tipo de disfunción eréctil, y la prevalencia también comienza a ser alta a partir de los 40, en torno al 20%", añade.

Teniendo en cuenta que en más de un 70% de los casos la disfunción eréctil es indicador de arteriopatía coronaria subyacente, Gorría incide en la importancia de normalizar el debate sobre la D.E. a nivel social, rompiendo con los tabúes para que el paciente deje de sentir vergüenza por un hecho provocado en muchas ocasiones por una enfermedad de base.

Aunque hay una serie de causas de factor psicógeno (ansiedad, miedo, depresión social), la mayoría de los casos de disfunción eréctil están ligados a causas vasculares y neurológicas, así como a la patología oncológica, fundamentalmente cáncer de próstata. "Las causas vasculares y neurológicas están ligadas a la existencia de factores de riesgo cardiovascular como la obesidad, el tabaco, el mal control de la glucosa en diabéticos, la dislipemia o el sedentarismo, por lo que es importante incidir en los factores de riesgo modificables, que no solo mejorarán de por sí la salud sexual, sino también permitirán responder a los tratamientos para la disfunción eréctil", apunta el experto.

¿Son seguros los fármacos orales en pacientes con cardiopatías? La respuesta de los especialistas es clara: los fármacos habitualmente utilizados para el tratamiento de la D.E., los inhibidores de la fosfodiesterasa 5, presentan una gran seguridad a nivel cardiovascular, siempre que se tomen bajo supervisión de un facultativo especialista.

El doctor Poldark Francisco Cáceres, responsable de la Unidad de Andrología, HBP y Cirugía Robótica del Hospital Universitario de Álava, destaca que lo que hay que evaluar es la capacidad funcional del corazón para soportar una reversión de la función sexual básica. "De ahí la importancia de realizar pruebas de esfuerzo a pacientes con D.E. y patología cardiaca de base, o que han sufrido un evento cardiovascular, que quieren retomar su actividad sexual. Hay que comprobar que su corazón puede soportar ese sobreesfuerzo", puntualiza.

Sin embargo, hay determinados pacientes con riesgo cardiovascular que no son candidatos a recibir estos fármacos. Por ejemplo, los hombres que toman nitratos para el tratamiento de cardiopatías o alfa bloqueadores para la presión arterial no son buenos candidatos para los tratamientos de la D.E. con medicamentos vía oral.

La prótesis de pene, ¿último eslabón de la cadena? Dentro de la escalera terapéutica establecida para la D.E., después de la modificación de hábitos y la medicación oral se encuentran las líneas de tratamiento tópico, las inyecciones intracavernosas y, en última instancia, el implante de una prótesis de pene. Sin embargo, el doctor Gorría pone sobre la mesa que es muy importante la individualización de cada caso y que no siempre habría que seguir todos los tratamientos disponibles hasta llegar a los menos conocidos, como la prótesis.

"Hay algunas líneas de tratamiento que provocan mucho disconfort, necesitan mucha educación y adiestramiento del paciente para su administración, y pueden provocar efectos secundarios de dolor, erecciones muy prolongadas y fibrosis en el pene. Además, suponen un stop en el inicio de la relación sexual, ya per se planificada", comenta.

Entre los candidatos a recibir una prótesis de pene de forma temprana estarían aquellos con disfunción eréctil que presentan coagulopatías, con problemas vasculares que no les permiten las inyecciones intracavernosas, pacientes con lesiones vasculares severas, diabéticos tipo 1 con muchos años de evolución, y pacientes con cáncer de próstata tratados con cirugía o radioterapia que tienen un gran daño vascular o neurológico.

Diversos estudios han demostrado que la prótesis de pene es uno de los tratamientos que mayor satisfacción produce en pacientes y en sus parejas, por encima del 92% y el 96% respectivamente, ya que confiere inmediatez de uso, aporta seguridad al paciente y no requiere planificación ni rompe la situación de inicio de la relación sexual.

El implante de pene es una técnica irreversible que requiere una intervención quirúrgica corta, que en muchas ocasiones se realiza mediante cirugía mayor ambulatoria y no necesita ingreso. Como apunta el doctor, no está exenta de riesgos como el fallo mecánico o la infección de sus componentes, pero en manos expertas y en centros especializados se puede realizar con altas tasas de éxito.

Las prótesis de pene son un tratamiento irreversible, de tercera línea, y pueden ser de dos tipos:

De un componente. En estos casos, la parte vascular del cuerpo cavernoso se sustituye por un cilindro de silicona, que permite tener un pene tumefacto y que siempre estará rígido o semirrígido. "Los pacientes candidatos a este tipo de prótesis son aquellos con poca habilidad manual, como por ejemplo un paciente que padezca enfermedad de Parkinson", comenta el doctor Javier Brugarolas, urólogo del Hospital Universitario Son Espases y del Hospital Clínica Juaneda de Palma de Mallorca.

De tres componentes. La parte vascular del cuerpo cavernoso es sustituida por cilindros de igual manera, pero el momento de la erección es controlado por el paciente, que activa un mecanismo implantado en la bolsa escrotal, y un reservorio que se coloca de forma intraabdominal, donde se almacena el líquido que provoca la erección. "Es muy importante que el paciente entienda que el glande nunca se rellenará de sangre, pero que va a tener una erección rígida todo el tiempo que quiera, y cuando acabe la relación sexual, le dará al botón y el pene se vaciará", añade Brugarolas.

Erecciones rígidas, ¿realidad o cliché para un buen sexo? Cuatro de cada diez hombres sufrirá algún grado de disfunción eréctil a partir de los 40 años. Se trata de una prevalencia considerable, y sin embargo este trastorno continúa siendo motivo de vergüenza a nivel social. Ningún paciente habla del tema con su entorno, es un hecho escondido y que impacta negativamente en la autoestima del afectado y, por supuesto, en el bienestar de su pareja sexual.

Sin embargo, las personas afectadas pueden encontrar una solución si se afronta el problema y, en caso de tener pareja estable, se busca una solución de manera conjunta, basada en la comunicación directa y sincera. Como explica Poldark Francisco Cáceres, "aparte de los medicamentos o los cambios en el estilo de vida, la pareja es la piedra filosofal para que los pacientes mejoren, tanto si es por causa psicológica como fisiológica".

Si bien socialmente se ha inculcado que una relación sexual solo puede ser satisfactoria con una erección rígida, "cuando una pareja supera esa falsa creencia y aborda la disfunción eréctil desde la comprensión y el acompañamiento, el pronóstico del paciente mejora completamente". Pues, como puntualiza el doctor, "los medicamentos que se utilizan producen una vasodilatación en el pene, pero la intimidad y la complicidad no los produce la medicación, y esto es fundamental".

Dependiendo del perfil de paciente, las situaciones en consulta son diversas. Como comenta Cáceres, el más habitual son pacientes mayores de 50 años que en un 50% de los casos van acompañados por su pareja estable. Pero si la disfunción surge cuando se está iniciando una vida sexual con una nueva pareja, con independencia de la edad, el paciente acude solo a consulta.

Sufrir algún grado de disfunción eréctil en los primeros encuentros sexuales con una persona es algo bastante frecuente hasta en pacientes jóvenes, y suele tener un origen psicógeno debido a factores de estrés. "Esto ocurre porque tenemos unas expectativas no reales, basadas en la televisión, la pornografía, el entorno... sobre lo que es el desempeño sexual", apunta el experto. También se ven en la consulta casos de hombres que, ante la presión de estar buscando un embarazo con sus parejas, sufren disfunción eréctil.

Entre las diferentes técnicas que existen para tratar este mal hay algo que merece la pena conocer y aceptar, tal y como puntualizan los expertos, y es que ninguna logra imitar una erección rígida natural. Sin embargo, la sensibilidad y la capacidad de orgasmo del paciente se mantienen intactas, por lo que es muy importante educarle para concienciarle de que la erección rígida no es lo único y fundamental para garantizar una relación sexual satisfactoria, y que hay varios grados de erección.

Un amplio abanico terapéutico. Entre los tratamientos no farmacológicos, además de la prótesis de pene, destacan los siguientes:

Dispositivos de erección por vacío. Se coloca un cilindro de plástico sobre el pene y una bomba manual (o de funcionamiento con batería) crea una succión de vacío en el cilindro, arrastrando la sangre hacia el pene para crear una erección. Se coloca una banda de tensión elástica en la base del pene para ayudar a mantener la erección.

Inyección. Se utiliza una aguja para inyectar la medicación directamente en el pene. La medicación permite que la sangre fluya hacia el miembro, lo que crea una erección. En estos casos, como comenta el doctor, "es imprescindible la educación tanto del paciente como de la pareja, ya que muchas personas tienen rechazo o miedo por la aguja y es la propia pareja la que aplica la inyección", concluye Cáceres.