HYUNDAI saca pecho al constatar que es la única marca del mundo en poner a disposición del público las cinco tecnologías eléctricas conocidas. Su catálogo aglutina tres tipos de motorizaciones híbridas (full hybrid puras, híbridas enchufables e hibridación suave de 48V), además de propuestas 100% eléctricas de batería y de pila de combustible de hidrógeno.

Su repertorio SUV, en concreto, plantea de cuatro de estas variantes electrificadas, a las que suma las opciones convencionales animadas por eficientes propulsores de combustión alimentados por gasolina o diésel. Conforma así una oferta integrada por seis sistemas de impulsión diferentes, para todos los gustos y bolsillos, que no tiene parangón en el mercado.

La apuesta por el concepto crossover tiene mucho que ver en la recalificación de la firma coreana, que despidió el siglo XX sacudiéndose el último vestigio de marca low cost para irrumpir en el XXI con ímpetu, calidad y ambición. Hyundai acertó al decantarse por el estilo SUV, una evolución civilizada de los todoterrenos de otra época. Fundó su estirpe con el Santa Fe en 2001, y ya lleva más de un millón y medio de clientes satisfechos en todo el planeta.

A ese éxito comercial contribuyen varios factores. El esencial es, como siempre, la buena armonía entre imagen, calidad y precio. No hay que olvidar, además, la contribución de una gama bien estructurada, con versiones y motorizaciones que respondan a las necesidades del público en cada momento. Y ahí es donde la casa asiática con alma europea muestra una de sus fortalezas.

Hyundai despliega un abanico de cinco propuestas SUV: i20 Active, Kona, Tucson, Santa Fe y Nexo. Este elenco ofrece más de sesenta variantes posibles, resultado de combinar dieciséis motorizaciones diferentes con dos modalidades de tracción (4x2 y 4x4), tres tipos de transmisión (manual, de doble embrague y automática), y configuraciones de cabina de cinco y de siete plazas.

El repertorio motriz actual contiene media docena de soluciones diferentes, concebidas para satisfacer las más diversas demandas. El reparto comienza por opciones térmicas clásicas. Son eficientes bloques diésel de cuatro cilindros, con potencias de 100 a 200 CV, y propulsores de gasolina de tres y cuatro cilindros, entre 100 y 184 CV.

La marca ofrece en algunas mecánicas gasóleo CRDi (116, 136 y 185 CV) hibridación suave, que rebaja el consumo y las emisiones. Incorporan un sistema eléctrico auxiliar de 48 voltios, que incluye un motor de 16 CV surtido por una batería de 0,436 kWh; actúa como motor de arranque, sirve de apoyo al térmico en los momentos de pleno esfuerzo y recupera energía en las fases de retención.

En el peldaño superior de electrificación aparece el Kona híbrido. Coordina el trabajo de un propulsor de gasolina (105 CV) y otro eléctrico (43,5 CV) alimentado por una batería de 1,56 kWh. El rendimiento conjunto de este sistema asciende a 141 CV. Dicha potencia llega a las ruedas delanteras y confiere cierta alegría de movimientos al compacto, que destaca por un consumo comedido y unas secuelas medioambientales moderadas: homologa 5 litros a los cien y 114 g/km de CO2. Son buenos registros, aunque en ningún caso comparables a los que suscribe la versión 100% eléctrica del propio Kona.

Hyundai es una de las marcas pioneras en incluir en su gama una propuesta eléctrica que obtiene la energía de un sistema de pila de combustible. La aplica en el Nexo, un SUV de gama alta cuyo motor de 163 CV se nutre de hidrógeno. Es un combustible eficiente, pero de implantación casi nula pese a las ventajas que promete. El Nexo puede rodar 666 km sin repostar y su escape solo exhala vapor.