Dice que se reinventa en cuanto puede, pero lo cierto es que lleva quince años dedicándose a capturar los instantes más felices y emocionales de parejas que han decidido pasar por el altar. No le gusta que le marquen las directrices de lo políticamente correcto en la vida. Apostó primero por la pintura y estuvo muy a gusto en esa faceta artística, pero una casualidad le llevó a replantearse su ocupación. En su propia boda las fotos que le hicieron no le dejaron contento, así que pensó que ser fotógrafo de enlaces matrimoniales tenía compensación como negocio, como arte, y para dar satisfacción a muchos que como él buscan la esencia de un instante en una imagen. La escritura también ha estado siempre presente en su vida, y ahora acaba de publicar Ariadna y el manual para convocar casualidades. Ha hecho reportajes a celebridades, aunque no dice sus nombres ni expone sus fotos.

¿Quién es Ariadna, el nombre que aparece en el título de su libro?

- Ariadna somos todos, somos tú y yo, el espejo para todas las personas que creemos que la vida no tiene que cambiar más, pero que a nivel subconsciente permitimos ciertas circunstancias para aceptar una evolución, que convocamos casualidades.

¿Salirnos de las normas establecidas?

- Sí. Ariadna parece que tiene su vida hecha, una vida que sigue los moldes que marca la sociedad, moldes que todos tenemos en mente y que muchas veces vamos cumpliendo de forma automática.

¿Cuáles son esos moldes impuestos por la sociedad o por nosotros mismos?

- Es el camino que te marca cómo tienen que ser tu pareja, tu trabajo, tu forma de relacionarte, incluso tu forma de vestir. En definitiva, son los moldes que marcan la vida de Ariadna. Sin embargo, ella es una inconformista y de manera inconsciente convoca los cambios. Se encuentra un libro y ese libro cambia su vida porque ella quiere cambiar.

¿Qué hace un fotógrafo de bodas escribiendo novela?

- Hace años que me reinventé a mí mismo. Es lo mismo de lo que hablábamos antes. La religión, valores, estudios, formas de ver a las otras personas€ te llevan por determinados caminos. Te dicen que si lo haces así o de esta manera tendrás suerte en la vida, pero yo soy un inconformista y siempre trato de reinventarme.

¿No cansa estar en construcción?

- Ja, ja, ja€ No, es algo que refresca. Quería ser pintor y lo hice; después quise ser músico, me casé y no encontré el reportaje fotográfico de bodas que yo quería.

¡Vaya! No diga que se hizo fotógrafo porque no le gustó el reportaje que le hicieron en su boda.

- Sé que puede parecer banal y también sé que los reportajes de boda están denostados, pero decidí convertirme en el fotógrafo que yo no encontré a nivel artístico, de expresión o a nivel humano. Era un nicho que no existía. A ver, fotógrafos que hacían reportajes de boda, sí que existían, pero no el que yo hubiera querido para mi boda.

Y se ha convertido en uno de los fotógrafos más reconocidos a nivel mundial. Viaja a los confines del mundo para retratar el que se dice que es uno de los días más importantes en la vida de las personas.

- Es cierto que viajo mucho, y he visitado más de veinte países haciendo fotos, dando conferencias e impartiendo cursos. He tenido mucho éxito y he visto a gente muy interesada en el mundo en el que yo me muevo, pero a mí siempre me había gustado escribir y también decidí que esa parte emocional que hay en mí y que todos llevamos dentro la iba a plasmar en novelas. Así que queda claro, si te propones algo, lo puedes conseguir.

Hablemos de bodas. ¿Qué es lo más complicado a la hora de plantearse el reportaje de un enlace matrimonial?

- Que una pareja contrate a la persona adecuada para hacer el reportaje. Muchos no saben qué es lo que quieren ver reflejado en las fotos del día de su boda. Hay fotógrafos que manipulan las fotos, otros que se convierten en protagonistas, otros que no capturan el espíritu de esa pareja que se casa€

¿Y usted?

- Al igual que a otros, lo que me interesa es capturar las emociones. De todas formas, va a depender de las bodas, porque unas son más sencillas que otras. Lo más difícil suele ser la comunicación, buscar la conexión entre el fotógrafo y la pareja que se casa.

Ha dicho que los reportajes de boda están denostados, ¿por qué?

- Ahora un poquito menos, pero cuando yo empecé hace quince años, ser fotógrafo de bodas era lo menos de lo menos. Ni siquiera se consideraba arte. Era ser solo un aprietabotones. Los que había entonces eran aprietabotones de bodas, bautizos y comuniones, porque se hacía de todo.

Pero usted no.

- Fui pionero en eso: yo solo hacía bodas. Ahora hay otra consideración hacia la profesión, pero antes se contrataba al fotógrafo del barrio que hacía de todo. Antes, ser fotógrafo de moda tenía su prestigio, pero los de bodas nada. Era un aspecto muy denostado de la profesión.

¿Quiénes son más difíciles, los novios o las novias?

- Un porcentaje muy amplio de clientes lo engrosan ellos, los novios, aunque lo más normal es que sean ellas, y también es cierto que pueden resultar más fáciles.

A ellos les cuesta más, ¿por qué?

- Quizá porque creen que van a tener que posar y no les gusta, o porque es la mujer quien más se ocupa de algunos detalles, pero mi estilo y mi manera de trabajar no consiste en que posen, me gusta conseguir imágenes más naturales, no tan preparadas. También me contratan en muchos casos porque saben que soy una persona honesta que no va a ir contando sus secretos. No voy a decir los nombres de quienes se casan ni a avisar a la prensa.

Está hablando de famosos. ¿No ha tenido tentaciones de pasar alguna foto a la prensa?

- No. Sé guardar los secretos y no me compensa hablar de más, pero trabajar con famosos no suele ser una experiencia tan bonita. No todos, pero hay algunos que...

¿Han cambiado mucho estas celebraciones en los años que lleva trabajando?

- Absolutamente. Viendo el mercado de negocio de bodas en EE.UU. enseguida vi que España iba hacia ese modelo. Cuando empecé casi todas las bodas eran en iglesias, y ahora ya no. Eso se puede ver en la estadística: hoy son mayoritariamente civiles, se celebran en otros lugares y son ceremonias preciosas en las que lloramos todos.

¿Cómo se organiza en una boda?

- No puedo hacer un reportaje de una boda y no saber nada de los novios. Hay muchas circunstancias que te condicionan. Imagínate que no conoces a los novios y les instas a hacerse unas fotos con los padres. Te parecía normal, ¿no?

Suele serlo.

- Pues si no conoces a los novios no sabes si los padres han muerto, o si están divorciados, o aunque estén ambos en la boda si se odian a muerte y no posarían nunca juntos... Además, siempre me gusta explicar que no hay que posar, que me gusta hacer trabajos naturales y que no hace falta ningún tipo de parafernalia. Lo que quiero captar son esas expresiones en las que se nota que la pareja está enamorada. Busco y buscaré siempre la imagen de una emoción.

¿Sigue usted sin tener el reportaje de boda con el que soñó un día?

- Ese matrimonio no funcionó y encontré una nueva pareja. Me he casado recientemente por lo civil, pero con esto de la pandemia todo ha quedado en algo muy privado. En cuanto podamos haremos una ceremonia y tendremos la boda ideal, la que a los dos nos gustaría tener. Muchas de las fotos nos las haremos nosotros, porque los dos somos fotógrafos de bodas. Así me sacaré la espinita de mi primera boda.

¿Hay lugares incómodos para una boda?

- Hay circunstancias de luz que son difíciles. Me he encontrado con clientes que te dicen que se casan a las doce del mediodía, pero que les gustan las puestas de sol. Fíjate, las doce del mediodía en verano y en Andalucía... Pues nada de lo que gusta al cliente va a ser posible. A esa hora no hay luces naranjitas de puestas de sol, sino luces muy duras. Yo lo advierto, soy honesto e intento trabajar lo más cerca posible de los gustos del cliente. Y a mí me encantan las puestas de sol.

¿No le gustan los amaneceres?

- Sí, claro que sí, he intentado meterlos en algunas bodas y he conseguido que algunas parejas empalmen la boda con el amanecer, pero no insisto mucho porque la gente acaba muy demacrada. Los amaneceres, técnicamente, son más espectaculares que los atardeceres.

¿Ha tenido alguna boda en la que haya habido algún plantón ante el altar?

- Nunca. Solo me han anulado una en todo este tiempo, y porque se pelearon antes de llegar al día de la boda. La verdad es que la mayoría de las parejas son maravillosas y se quieren mucho, suelen están muy seguras de dar ese paso y eso se les nota en la cara.