La moda británica siempre ha tenido algo de transgresora y de rompedora. Hablando de moda, Londres ha sido y es sinónimo de un énfasis más centrado en la creatividad y la vanguardia que en la industria. A lo largo de los años, la capital inglesa ha sido capaz de innovar y de reinventarse una y mil veces. Y parece que en esta ocasión va a seguir el mismo camino. Con la que está cayendo, con el coronavirus haciendo de las suyas en todos los sectores y con el de la moda tocado pero no hundido, la Semana de la Moda de Londres ha sido la primera en alzar la voz y tomar una decisión. Sus desfiles serán en digital, de género neutro y abiertos al público.

Así lo anunciaba hace unos días el British Fashion Council (BFC), dando de esta manera un paso hacia adelante en medio de la incertidumbre que últimamente invade todo. Definitivamente se cancela la edición física de London Fashion Week en junio y el BFC confirmaba lo que ya se comentaba: que fusionará sus desfiles de mujer y de hombre en una plataforma digital de género neutro. A partir del 12 de junio, durante todo el período de lo que habría sido la LFW, la plataforma estará abierta tanto para el público comercial como para el general.

Y ojo, porque es aquí donde se encuentra uno de los mayores cambios en este evento, ya que su exclusividad ha sido históricamente una de sus mayores señas de identidad.

Ya nos podemos olvidar de otro de los grandes atractivos de la Semana de Moda de Londres: ver a las editoras de moda, influencers y demás fashionistas acudir a los desfiles luciendo las últimas tendencias y convirtiendo las entradas a los shows en verdaderas pasarela de street style, en muchas ocasiones más interesantes y seguidas que las propias propuestas de las marcas. Y por descontado, tampoco los compradores verán en vivo y el directo las piezas que luego querrán vender en sus tiendas de lujo.

La directora ejecutiva de BFC, Caroline Rush, manifestó que "la pandemia actual nos está llevando a todos a reflexionar de manera más consciente sobre la sociedad en la que vivimos y cómo queremos vivir nuestras vidas y construir negocios cuando lo superemos. Al crear una plataforma de semana cultural de la moda, estamos adaptando la innovación digital para que se ajuste mejor a nuestras necesidades de hoy y para construir un escaparate global para el futuro. Los diseñadores podrán compartir sus colecciones con una comunidad global más amplia".

Futuro digital

Con un futuro económico más que complicado, la decisión de celebrar las semanas de la moda de manera digital parece la más acertada y viable en estos momentos. Así, en este caso los desfiles se podrán disfrutar en streaming a través de la página web londonfashionweek.co.uk. Todo esto llevará consigo un auténtico despliegue multimedia, con entrevistas a los diseñadores, podcasts y salas de exposición digitales.

De todas maneras, a nadie se le escapa que el formato elegido traerá consigo problemas, por lo que desde la organización se apostará por la narración de las historias como corazón de esta nueva edición de la Semana de la Moda. Los diseñadores interactuarán con el público y las salas de exposiciones permitirán vender directamente al público, así como a los minoristas hacer los pedidos de sus colecciones de primavera/verano'21.

La decisión sigue en la línea que ya se marcó en la temporada de marzo, cuando no solo se vio afectada la Semana de la moda de Milán, sino que las citas de París y Seúl se cancelaron, el desfile de Armani se hizo a puerta cerrada y las Semana de la moda de Tokio y Shanghái recurrieron a plataformas digitales.

Londres, un referente

Londres es la Semana de la Moda más joven de las llamadas Big Four (o lo que es lo mismo, París, Nueva York, Milán y Londres), pero con 35 años a sus espaldas ha conseguido ser un referente cuando se habla de tendencias, manteniéndose firme como uno de los puntales de la moda en el planeta, fiel reflejo de la ciudad vibrante y dinámica que es la capital británica.

Cada una de las Cuatro Grandes se caracteriza por su manera de entender la moda, de vivirla y de comunicarla. Si Nueva York es el negocio, lo vendible y la perfecta comunicación y venta, Milán es famosa por su sex appeal y por el arte de sus sastres. De esta manera, París destaca por la destreza refinada y ese allure tan francés, y Londres es famosa por ser la quinta esencia de la vanguardia y la imaginación. Con la archifamosa escuela Saint Martins como cantera de grandes genios a los que se les educa en la irreverencia y el atrevimiento, esta pasarela ha contado a lo largo de sus años de vida con diseñadores especializados en desdibujar las líneas entre el arte y lo comercial. Alexander McQueen, Stella McCartney, Christopher Kane, Gareth Pugh, Jonathan Saunders, Erdem Moralioglu, Mary Katrantzou y Roksanda Ilincic son algunos ejemplos.

Lógicamente, y más con la llegada de la globalización de la moda, ninguna de estas ciudades se limitan a proponer tendencias dentro de las características que les hemos otorgado en el párrafo anterior. ¡Nada más lejos de la realidad! Sobre todo si se tiene en cuenta que cada una de ellas acoge a innumerables diseñadores durante sus semanas de la moda, que se celebran dos veces al año. Lo que sí es cierto es que a lo largo de las ediciones cada una de ellas sigue trabajando con esas líneas generales que les vieron nacer, y que algunos de sus diseñadores se han encargado de mantener vivas.

Por eso Londres siempre ha mantenido ese aire rebelde, porque algunos creadores han sido verdaderos maestros en materia de transgredir, desde los Swinging Sixties, representados por Mary Quant, hasta las provocaciones punk de Vivienne Westwood y las visiones dramáticas de Alexander McQueen. Una larga y consecuente historia.

MÁS CAMBIOS

MÁS CAMBIOS

Saint Laurent

La mítica firma francesa acaba de anunciar que no presentará sus colecciones en ninguna de las fechas preestablecidas de 2020. Parece que, de momento, la decisión de la maison inclina la balanza de la guerra abierta entre los creativos y una industria que les obliga a mantener un ritmo productivo histérico que está devorando a las propias firmas. "Consciente de las circunstancias y de sus implicaciones de cambio radical, Saint Laurent ha decidido tomar el control de su velocidad y alterar su calendario", notificaba la firma francesa en un comunicado que podría ser histórico. "Ahora más que nunca la enseña marcará su propio ritmo, legitimando el valor del tiempo y conectándose con las personas a nivel mundial", sentenciaba la maison.

Resumiendo (e intentando calibrar la importancia de la medida), la firma dirigida creativamente por Anthony Vaccarello se enfrenta directamente al calendario tradicional: no presentará sus colecciones en las fechas preestablecidas de 2020 de la Semana de la Moda de París, que se celebra cada seis meses. Y punto. No hay más que hablar.

"Lanzará sus colecciones siguiendo un plan concebido con una perspectiva actualizada, impulsado por la creatividad". Así de tajante ha sido la firma (propiedad del conglomerado de lujo Kering), siendo pues la primera en dar un paso al frente para responder a la falta de conexión entre los tiempos de la calle y las tiendas, tal vez aprovechando el parón en seco que nos ha impuesto a todos el coronavirus, o tal vez haciendo por fin una reflexión seria y serena.

Armani

En la misma línea se pronunciaba recientemente el histórico creador Giorgio Armani, quien, con un espíritu muy crítico, analizaba sin miramientos los excesos del actual sistema de la moda, basado en el consumo masivo y la superproducción, sin atender al medio ambiente. "Ya no quiero trabajar así, me parece inmoral", ha afirmado. Y no solo eso, sino que ha asegurado no entender "la rapidez con la que se suceden las colecciones y el desajuste criminal entre el tiempo meteorológico y las estaciones comerciales".